30/3/12
11 de Abril del 2002, ya hace una década, diez años, 2 quinquenios, 2 lustros… Cualquier sinónimo que le busquemos suena igual de contundente, como contundentes fueron las balas de ese día, como contundente es nuestra realidad hoy.
Ese día marché a Miraflores consciente del carácter criminal del proceso revolucionario Neo-Comunista-Fundamentalista que venia arraigándose en nuestro suelo, consciente que sólo la presión de calle obligaría a las Fuerzas Armadas a poner fin a esta locura, consciente que era ridículo tener esperanza en el accionar de los mecanismo regulares de una nación democrática, cuando éstos son regentados por seres pusilánimes comprometidos ideológica o comercialmente con el que había decidido cubrir al país con el oscuro manto comunista.
Ese día, cada paso en dirección a la sede de gobierno estaba estimulado por un hermoso sentir patrio, ese que nace cuando se defiende lo fundamental de la vida, el honor, la dignidad, los valores y principios, cuando se defiende la Patria, cuando se defiende a Venezuela. En ese andar vi las caras de tantos, todos imbuidos de una fuerza mágica que no era otra que el anhelo de libertad, muchos tenían muy claro que no habría futuro para ellos ni sus hijos de seguir tolerando el despotismo personificado en el amo de las hordas revolucionarias, otros simplemente sentían que había llegado la hora de decir Basta Ya, muchos conscientes como yo, que el recibimiento seria a fuego y conscientes que no hay honor mas sublime que dar la vida por lo que se ama, ahí cayeron venezolanos que aun no han recibido el homenaje el cual estamos obligados a dar y menos aun hemos recuperado la tierra por la que dieron sus vidas.
Quiero ser muy enfático en ese hecho, la tierra que perdimos, la que nos quitaron, la que entregamos, nuestro comportamiento como venezolanos ha sido vergonzoso para con nuestra historia, hemos sido un pueblo que por el cuidado de las formas perdimos nuestro fondo y con ello el país, hemos tolerado lo intolerable, y hasta hemos llegado al ridículo de aplaudir y defender un marco legal que ha sido usado contra nosotros como mordaza y látigo, hemos legitimado y legalizado las mas aberrantes violaciones al Sentido Común, en fin democráticamente estamos matando a Venezuela.
El 11A fue un grito del otrora Bravo Pueblo, ese que con Virtud y Honor rompió las cadenas de la opresión, ese que hoy duerme bajo los efectos de la complicidad y el miedo, ese que de no reaccionar y recuperar el orgullo de ser venezolano, quedará reducido a la esclavitud ideológica, retrograda y vejadora, humillante y destructora, ese pueblo que con su inmensa Fe y bajo los preceptos del Derecho Natural tiene el poder de reconquistar y reconstruir el país de nuestros hijos.
Enfrentemos de manera consciente nuestra realidad, hace ya una década que marchamos con el pecho descubierto ante esa criminal realidad, hoy diez años después, la situación actual exige de nosotros mas de esa convicción, mas de esa fuerza. Rindamos tributo a una fecha, a una gesta que marcó la historia, que marcó una gran herida abierta en nuestras vidas. Reencontremos a Venezuela donde la dejamos, ella nos está esperando.