Roderick Navarro / A LOS JÓVENES DE LA MUD Y EL PSUV, ¡VENGAN CON NOSOTROS Y CONQUISTEN SU LIBERTAD!
13/7/14
El sistema político en el que ustedes crecieron ya se les hizo pequeño, sienten la necesidad de ser libres. ¿Libres de qué?Me preguntan. Libres de la justicia de los débiles, de la ley de los incorregibles, de los enamorados de lo mediocre y de los despreciadores de la naturaleza humana.
¿Cómo es la justicia de los débiles? Es la justicia de los que desprecian la virilidad y el heroísmo. Los débiles son aquellos que no asumen su existencia, no-aceptando la responsabilidad de lo que dicen o lo que hacen, porque no son lo suficientemente fuertes como para hacerse cargo de sí mismos. Endilgan su vida a cualquier cosa, sobre todo a religiones o dogmas que les den un propósito para existir. Para ellos es injusto ser diferente; es injusto disfrutar la existencia; es injusto tener un propósito en la vida… siempre el resentimiento será la vara con la que medirán al otro. Envidia sienten por los hombres que sí pueden ser; por eso, crean una moral de esclavos que genera categorías estériles para definir lo bueno y lo malo. Sin el consentimiento de éstos -creen-, nadie puede ser libre, por eso, en su cabeza, la libertad es una concesión. Estos predicadores de la igualdad -en cualquiera de los tonos que la visten de “justicia”- están necesitados hoy de una generación de relevo.
¿Cuál es la ley de los incorregibles? Es la ley hecha a la medida de quienes nunca cumplen ni siquiera sus propias leyes; por eso hacen lícita su acción al margen de lo que es realmente justo. Esa ley es aplicada a los enemigos o adversarios de los incorregibles: nunca es aplicada a ellos mismos. En este sentido, nunca cometen errores: son seres divinos. Si se hace ver un error en ellos, se incurre en traición o radicalismo (según corresponda): los incorregibles siempre son “superiores” a cualquier señalamiento. Los incorregibles son tremendamente perversos aplicando su ley, obstaculizando el crecimiento individual de cada quien bajo el argumento de que “aún no es el momento” de ustedes.
¿Quiénes son los enamorados de lo mediocre? Son los que se conforman con el bienestar miserable – ¡a eso le llaman vida! Son los “hombres” que no aspiran a nada; para ellos, la calidad es una pretensión, para muchos de esa estirpe, un pecado. Éstos se niegan a la nobleza, al esfuerzo de uno mismo; viven en permanente dependencia, aprovechándose parasitariamente de todo a donde llegan; no crean, no producen, – solo consumen y destruyen… devoran lo que los rodea sin saturarse. Éstos, además, son confiscadores de la grandeza, porque solo la procuran para ellos en nombre de sus esclavos, arruinándola posteriormente. Nunca les es concreto nada, todo es relativo para ellos; por eso son imparciales o neutrales en los momentos más fuertes de crisis moral. Son seguidores por naturaleza, nunca son líderes; por eso seducen a los más puros, para consumir su brillante luz.
¿Quiénes son los despreciadores de la naturaleza humana? Son los sacerdotes de la femínea bondad; los mercaderes de felicidad; los asexuados eunucos que maldicen la carne y los sentidos del hombre. Estos inquisidores de la existencia conciben la mundanidad como un cansancio permanente, viendo a la vida con mal-de-ojo y diciendo que es un pecado. Son asiduos ponedores de la-otra-mejilla y repartidores de culpas. Desprecian el olfato, el gusto, el oído y el tacto; por eso son veneradores natos de objetos y figuras: cuando dejan de creer en alguno, visten de oro y cintas a otro para hacerlo divino. Siendo eternos convalecientes, enturbian el charco de su patético concepto de sufrimiento para darle profundidad, intentando ser más profundos que el placer, su gran enemigo. Llaman valentía a la cobardía, cordura a la locura y a la pobreza psíquico-espiritual le dicen calidad de vida.
Juventud,
Estos son los tipos de “hombres” de los que está compuesto este sistema político decadente. Estos son los tipos de “hombres” en quienes quieren convertirlos a ustedes. Por eso, sus corazones laten inconformes en sus trincheras.
Y este es el llamado a romper con esos espíritus lisiados, y la invitación a unir nuestras fuerzas por la bandera de Venezuela, por el futuro que nos pertenece, juntos en esta tierra que hemos de labrar sin ningún tipo de vejación ni perjuicio hacia el otro. La Venezuela Futura es un espacio en el que cada quien puede pensar, expresar, crear, hacer y ser lo que se quiera – ¡ya basta de que sean otros quienes definan cómo tenemos que vivir!
Estamos vivos en el mismo momento histórico para escribir, juntos, la Historia.
Libertad o nada.