Alberto Lossada Sardi / 4 escenas del teatro de lo absurdo
Escena I
Colombia decide, en conformidad con sus disposiciones constitucionales, firmar una tratado con los Estados Unidos a fin de establecer siete bases de ese país en su territorio. Dicha decisión la toma en uso de su soberanía y por razones que solo cabe a los colombianos cuestionar.
Inmediatamente se alza una voz altisonante, grosera e injerencista que pretende recibir una explicación del por qué de las bases y el texto del tratado, cosas que no son de la incumbencia de tal “figura” ni, para el caso, de quien no sea colombiano y/o estadounidense.
Ante el propósito colombiano de seguir adelante con lo pactado, irrumpe en el escenario nuestro Gran Energúmeno Nacional, gritando airadamente que todo es un “plan para invadirnos”. Llena de afrentas al Presidente colombiano y amenaza con “una guerra de 100 años”, arengando a la Fuerza Armada y al pueblo en general a “prepararse para la guerra”*. Ante el cúmulo de críticas por tal conducta, una vez más se desdice, dando lo dicho por no dicho y acusando a los medios “de todo el mundo” de tener una campaña en su contra.
*”Si vis pacem para bellum” no significa “si quieres la paz, prepárate para la guerra”. Significa todo lo contrario: “si quieres la paz, prepara la guerra”.
De antemano, ha cerrado las fronteras con aquel país y clausurado el comercio entre ambos. Y su vicepresidente, buen alumno suyo, declara que quienes han cerrado la frontera han sido los colombianos.
Producto de la ira que le causa ver frustrados sus planes, se devuelve e insiste en que hay que prepararse para la guerra. Ya nadie lo toma en serio ni sabe por dónde va.
Pregunta: ¿En algún momento le ha exigido Colombia que haga públicos los tratados con Rusia declarados “secretos” por la A. N.?
Escena II
En un alarde de “democracia participativa”, el P. S. U. V. va a elecciones a elegir los delegados que escogerán a los candidatos a diputados en las elecciones de 2010. De los más de 7 millones de inscritos en ese partido, solo votan 2 millones 450 mil 377 militantes, agrupados en patrullas territoriales (registradas hasta el 30 de septiembre) y sectoriales (inscritas hasta el 15 de octubre) (¿participativa…?) para elegir 772 delegados (¡ojo!, ¿”delegados” en una democracia participativa?, ¿o éstos son el más claro ejemplo de una representativa?).
De estos 2 millones 450 mil 377, según cifras del mismo partido, solo acudió a votar el 40% (980.150), cuestión que dudan los observadores, pero que, por venir del partido, las aceptaremos. La elección fue “un gran éxito”, en boca de Vanessa Davies, pero ¡oh, sorpresa!, los resultados “no tienen por qué conocerse, son cifras propias del PSUV. Esa es una información que la dirección nacional del PSUV se reserva, es su derecho soberano, igual que lo haría cualquier organización política”. ¿Comenzó el miedo…?
Otra sorpresa más espera. 772 delegados se eligieron el domingo 15, pero en nuevo y evidente alarde de “democracia participativa”, ¡Chávez se reserva el nombramiento de 228 más a dedo!
Escena III
Un desconocido dueño de un desconocido estacionamiento vehicular pasa, de la noche a la mañana, a convertirse en magnate de los transportes de carga, primero, y de la banca después. Quedan en evidencia los dueños de estacionamientos que, a lo largo de los años, se quejan de que los precios fijados por el Gobierno (cualquiera que sea) no les permiten obtener una ganancia adecuada y que compense sus costos…
En un país en que un Teniente de Fragata retirado de la Armada puede permitirse adquirir un banco y, enseguida, un elevado número de caballos purasangre de carreras, ¿por qué no puede hacer algo parecido el dueño de un estacionamiento…? Es evidente que tanto los sueldos de la Fuerza Armada, como los precios pagados por los usuarios de un estacionamiento, permiten poner en manos de quienes los reciben un caudal suficiente como para estas adquisiciones.. ¿A qué vienen las quejas entonces…?
¿O será que hay otro tipo de actividades que ignoramos?
Escena IV
Se destruye la poca actividad agrícola que existe en el país para sustituirla por lo que se ha dado en llamar la “agricultura de puertos”. Fincas, granjas, haciendas y hatos productivos son literalmente arrasados para convertirlos, en el mejor de los casos, en conucos que ni siquiera se autoabastecen. En tierras aptas para ganadería se cultivan unos cuantos metros cuadrados de yuca o cualquier otra especie que no necesite ni conocimientos ni supervisión. En tierras secularmente dedicadas a la caña de azúcar, se la arrasa para sembrar papas y demás tubérculos. El gran central azucarero CAEZ, emblema de los logros de este gobierno, ha sido arrasado varias veces por sus gerentes y hasta hoy sigue totalmente improductivo. Y eso por no hablar de los “famosos” gallineros verticales y demás inventos bolivarianos que hacen las delicias de los lectores de noticias en otras latitudes. De manera rimbombante se inauguran fábricas de papel que no producen papel, de pañales que no producen pañales, de vehículos que se ven abandonados en la ARC en los alrededores de Maracay, de tractores que no reciben los campesinos para quienes fueron creadas dichas fábricas, de celulares y computadoras (¡si no han podido con pañales, ¿computadoras?, ¿celulares?!) que aún no producen el primero de ellos. Los alimentos vienen, forzosamente, del exterior y son, por supuesto, mucho más caros que los que antaño producíamos y que en nada ayudan a ¿controlar? la inflación que nos devora. El tesoro público es un inmenso barril de donde se saca más de lo que entra. ¿Con qué se compensa?
Cuatro escenas del teatro de lo absurdo, pero pudieran ser muchísimas más. Es verdaderamente triste que haya muerto Eugène Ionesco. Solo él sería capaz de escribir esta obra…
Escena I
Colombia decide, en conformidad con sus disposiciones constitucionales, firmar una tratado con los Estados Unidos a fin de establecer siete bases de ese país en su territorio. Dicha decisión la toma en uso de su soberanía y por razones que solo cabe a los colombianos cuestionar.
Inmediatamente se alza una voz altisonante, grosera e injerencista que pretende recibir una explicación del por qué de las bases y el texto del tratado, cosas que no son de la incumbencia de tal “figura” ni, para el caso, de quien no sea colombiano y/o estadounidense.
Ante el propósito colombiano de seguir adelante con lo pactado, irrumpe en el escenario nuestro Gran Energúmeno Nacional, gritando airadamente que todo es un “plan para invadirnos”. Llena de afrentas al Presidente colombiano y amenaza con “una guerra de 100 años”, arengando a la Fuerza Armada y al pueblo en general a “prepararse para la guerra”*. Ante el cúmulo de críticas por tal conducta, una vez más se desdice, dando lo dicho por no dicho y acusando a los medios “de todo el mundo” de tener una campaña en su contra.
*”Si vis pacem para bellum” no significa “si quieres la paz, prepárate para la guerra”. Significa todo lo contrario: “si quieres la paz, prepara la guerra”.
De antemano, ha cerrado las fronteras con aquel país y clausurado el comercio entre ambos. Y su vicepresidente, buen alumno suyo, declara que quienes han cerrado la frontera han sido los colombianos.
Producto de la ira que le causa ver frustrados sus planes, se devuelve e insiste en que hay que prepararse para la guerra. Ya nadie lo toma en serio ni sabe por dónde va.
Pregunta: ¿En algún momento le ha exigido Colombia que haga públicos los tratados con Rusia declarados “secretos” por la A. N.?
Escena II
En un alarde de “democracia participativa”, el P. S. U. V. va a elecciones a elegir los delegados que escogerán a los candidatos a diputados en las elecciones de 2010. De los más de 7 millones de inscritos en ese partido, solo votan 2 millones 450 mil 377 militantes, agrupados en patrullas territoriales (registradas hasta el 30 de septiembre) y sectoriales (inscritas hasta el 15 de octubre) (¿participativa…?) para elegir 772 delegados (¡ojo!, ¿”delegados” en una democracia participativa?, ¿o éstos son el más claro ejemplo de una representativa?).
De estos 2 millones 450 mil 377, según cifras del mismo partido, solo acudió a votar el 40% (980.150), cuestión que dudan los observadores, pero que, por venir del partido, las aceptaremos. La elección fue “un gran éxito”, en boca de Vanessa Davies, pero ¡oh, sorpresa!, los resultados “no tienen por qué conocerse, son cifras propias del PSUV. Esa es una información que la dirección nacional del PSUV se reserva, es su derecho soberano, igual que lo haría cualquier organización política”. ¿Comenzó el miedo…?
Otra sorpresa más espera. 772 delegados se eligieron el domingo 15, pero en nuevo y evidente alarde de “democracia participativa”, ¡Chávez se reserva el nombramiento de 228 más a dedo!
Escena III
Un desconocido dueño de un desconocido estacionamiento vehicular pasa, de la noche a la mañana, a convertirse en magnate de los transportes de carga, primero, y de la banca después. Quedan en evidencia los dueños de estacionamientos que, a lo largo de los años, se quejan de que los precios fijados por el Gobierno (cualquiera que sea) no les permiten obtener una ganancia adecuada y que compense sus costos…
En un país en que un Teniente de Fragata retirado de la Armada puede permitirse adquirir un banco y, enseguida, un elevado número de caballos purasangre de carreras, ¿por qué no puede hacer algo parecido el dueño de un estacionamiento…? Es evidente que tanto los sueldos de la Fuerza Armada, como los precios pagados por los usuarios de un estacionamiento, permiten poner en manos de quienes los reciben un caudal suficiente como para estas adquisiciones.. ¿A qué vienen las quejas entonces…?
¿O será que hay otro tipo de actividades que ignoramos?
Escena IV
Se destruye la poca actividad agrícola que existe en el país para sustituirla por lo que se ha dado en llamar la “agricultura de puertos”. Fincas, granjas, haciendas y hatos productivos son literalmente arrasados para convertirlos, en el mejor de los casos, en conucos que ni siquiera se autoabastecen. En tierras aptas para ganadería se cultivan unos cuantos metros cuadrados de yuca o cualquier otra especie que no necesite ni conocimientos ni supervisión. En tierras secularmente dedicadas a la caña de azúcar, se la arrasa para sembrar papas y demás tubérculos. El gran central azucarero CAEZ, emblema de los logros de este gobierno, ha sido arrasado varias veces por sus gerentes y hasta hoy sigue totalmente improductivo. Y eso por no hablar de los “famosos” gallineros verticales y demás inventos bolivarianos que hacen las delicias de los lectores de noticias en otras latitudes. De manera rimbombante se inauguran fábricas de papel que no producen papel, de pañales que no producen pañales, de vehículos que se ven abandonados en la ARC en los alrededores de Maracay, de tractores que no reciben los campesinos para quienes fueron creadas dichas fábricas, de celulares y computadoras (¡si no han podido con pañales, ¿computadoras?, ¿celulares?!) que aún no producen el primero de ellos. Los alimentos vienen, forzosamente, del exterior y son, por supuesto, mucho más caros que los que antaño producíamos y que en nada ayudan a ¿controlar? la inflación que nos devora. El tesoro público es un inmenso barril de donde se saca más de lo que entra. ¿Con qué se compensa?
Cuatro escenas del teatro de lo absurdo, pero pudieran ser muchísimas más. Es verdaderamente triste que haya muerto Eugène Ionesco. Solo él sería capaz de escribir esta obra…
Alberto Lossada SardiAlberto Lossada Sardi, diplomático y escritor, nació en Caracas en 1950, en el seno de una familia de diplomáticos e intelectuales. Como diplomático ha servido en Estados Unidos, la Unión Soviética, Portugal, Ecuador, Nicaragua, Libia y Francia. Su más reciente cargo fue el de Ministro-Consejero Encargado de Negocios en Portugal. También ha ejercido varias funciones en el Servicio Interno del Ministerio de Relaciones Exteriores.
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