La capacidad de asombro se agotó, cuando desde la primera magistratura del país se emana tanto odio y amenazas, quien debería de ser un ejemplo de ciudadanía, termina siendo un ejemplo del malandraje. Las amenazas a los habitantes del “Este de Caracas”, que hiciere el presidente de la Republica en el programa La Hojilla (http://www.youtube.com/watch?v=OrqIQ2gqEdc), permitió una vez más desenmascarar la conducta de un enfermo mental, quien es capaz de materializar sus amenazas.
De tal manera, que si al presidente -ya no se puede poner con mayúscula- le llegase a pasar algo, sea por un tercero -según sus propias palabras- o sea auto intencional, todas las urbanizaciones y barrios del “Este de Caracas”, quedarían arrasadas, porque el presidente, para amedrentar a la población, expresa que la fuerzas paramilitares y políticas del régimen tomaran represalias contra los pobladores del “Este de Caracas”. De tal manera que millones de personas, venezolanos y extranjeros, de todas las edades, en barrios y urbanizaciones, tendrían que pagar con sus vidas y sus bienes, por cualquier hecho o auto hecho, contra el régimen o contra el presidente.
Hay que entender que esta amenaza, descubre una mente enferma pero envuelve un plan genocida. Si todavía el país no entiende la tragedia que se le avecina y que está a la puerta de la casa, bien cabe la cita de Albert Einstein: “Solo hay dos cosas infinitas: el universo y la estupidez humana. Y no estoy seguro de la primera”.
Profundizando sobre las palabras del presidente, es conveniente resaltar que el genocidio es un delito internacional clasificado dentro del género, crímenes contra la humanidad.[] Se entiende por genocidio, cualquiera de los actos perpetrados con la intención de destruir, total o parcialmente, a un grupo nacional, étnico, racial o religioso, como tal.[] Estos actos comprenden la muerte y lesión a la integridad física o moral de los miembros del grupo, el exterminio o la adopción de medidas destinadas a impedir los nacimientos en el grupo.
Esa definición es similar a la reflejada en la Convención para la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio, de 1948, y recogida en el Estatuto de la Corte Penal Internacional, de 1998. Ahora bien, junto al genocidio se castigan otros delitos conexos, como son la asociación para cometer genocidio, la instigación directa y pública, la tentativa y la complicidad. La Convención afirma, que es irrelevante que el acusado sea gobernante, funcionario o particular. La responsabilidad penal no considera el cargo oficial de la persona indiciada (art.27 del Estatuto). En este contexto, siendo la responsabilidad penal individual, es necesario señalar, por ejemplo, que un militar no podrá eludir su responsabilidad por los crímenes cometidos bajo su mando, si estaba en conocimiento de tales actos y si no actúo para impedirlos o reprimirlos.
Ahora bien, con la amenaza presidencial, cualquier habitante del “Este de Caracas” puede invocar la Legítima Defensa o Defensa Propia, que de acuerdo al Derecho Penal, es una causa que justifica la realización de una conducta sancionada penalmente, eximiendo de responsabilidad a su autor, y que en caso de no cumplirse todos sus requisitos, permite reducir la pena aplicable a este último. En otras palabras, es una situación que permite eximir, o eventualmente reducir, la sanción ante la realización de una conducta generalmente prohibida.
Una definición más concreta revela que la defensa propia es: El contraataque o repulsa de una agresión actual, inminente e inmediata con el fin de proteger bienes jurídicos propios o ajenos.
Conducta tan irresponsable de la primera magistratura, debería de inducir a la conformación de una junta médica para su estudio mental, y si hubiese una separación de poderes, se le enjuiciaría y separaría del cargo por incapacidad mental y/o se le sancionaría con prisión por instigar el odio y al crimen. Como ello no es posible, ya que los poderes públicos están secuestrado por el Ejecutivo Nacional, el país tiene que tomar conciencia, que esas amenazas presidenciales son reales y materializables, por lo cual sus habitantes, debemos de estar preparados para repelerlos y ejercer la legítima defensa.
Pobres de aquellos, que a sabiendas de todos los delitos cometidos por el presidente, como el de alta traición y la instigación al genocidio, entre tantos otros, todavía siguen considerando que concurrir a un proceso electoral fraudulento, permitiría por la mayoría substancial electoral de la población opositora revertir el proceso fraudulento. Parecieran desconocer, los unos, pero no así lo dirigentes, que mientras más personas concurran al proceso electoral mayor será la trampa, y con ello, con los resultados electorales a través del fraude obtendría el régimen una mayoría por encima de las 2/3 partes en la Asamblea Nacional, mientras que esa representación opositora no más de 1/3 parte, de tal manera que legitimarán al régimen ante el mundo y ante el país. En ese instante se perfeccionara el régimen comunista por la estupidez de una dirigencia que no está a la altura de la tragedia del país.
Entendamos que no hay salida electoral, porque la ruta electoral está viciada, perfeccionada para el fraude, pero aun queda la salida constitucional ante un régimen forajido.
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