Es inmoral el reconocimiento que la dirigencia democrática hace a un CNE tramposo, cuyo fin es asegurar la permanencia de la jefatura por siempre en el poder.
Cuando una persona toma un camino equivocado las cosas se le complican cada vez más y en política no es distinto. En 2005 se perdió una oportunidad perfecta para pelear por las condiciones cuando la dirigencia democrática “legitimó”, con su aceptación, a esta ilegítima Asamblea Nacional, en vez de salir a la calle a pedir la renuncia de esos parlamentarios espurios y a exigir nuevos comicios en los cuales se respetaran las reglas de la democracia, luego de aquella grandiosa resistencia a participar en elecciones viciadas de un 85% de los venezolanos. Este camino de aceptación de elecciones sin transparencia, sin imparcialidad del árbitro, sin libertad, sin igualdad y sin justicia ha traído como consecuencia la perversión del voto y la “legitimación” y posicionamiento del régimen como primera minoría.
Tal como están las cosas pienso que régimen comunista y dirigencia “democrática” tienen atrapada a la gente en sendas utopías: “El hombre nuevo” y “la salida constitucional, pacífica y electoral”. Asi como el jugador con mala racha sigue apostando porque ganará en el próximo turno, la oposición va de elección en elección, con el agravante de que en este casino la ruleta está montada y las cartas marcadas. El tiempo transcurre y cada día es más oscuro el proceso electoral pues se van legalizando nuevas trampas, esta vez es la manipulación de los circuitos electorales, asi como la apertura de 1185 nuevos centros de votación, para dificultar la presencia de testigos demócratas en todos ellos, ya que hasta ahora jamás han sido cubiertos en su totalidad, lo cual ha facilitado la trampa del régimen.
La ilegitimidad del CNE ( de origen –designado por una Asamblea ilegítima- y de desempeño –irrespeta el Estado de Derecho-), no ha tenido importancia para la dirigencia “democrática” interesada en obtener unas migajas del pastel, por ello ha decidido que éste intervenga en sus primarias, lo que ha originado comentarios como: “¡Esto se lo llevó quien lo tarjo!”, pues, como es natural, a la gente decente le repugna que un CNE ilegítimo, que no sirve ni para elegir a una reina de carnaval, sea reforzado por quienes pretenden ser nuestras voces en el parlamento. La percepción es que, al igual que al régimen, lo que les importa es el poder, de allí el crecimiento de los Ni Nis.
El antivalor del castro comunismo sólo puede ser combatido con valores, con principios, con sentido de trascendencia, con coraje, con disposición a dar la vida si es necesario, como lo hizo el Sr Zapata en Cuba y quien sigue sus pasos Guillermo Fariñas, para lo cual hay que tener una gran fortaleza moral y la convicción absoluta de que se está luchando por una causa justa.
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