El 16 de noviembre se conmemora el Día Internacional de la Tolerancia, quiero nuevamente compartir unas notas escritas en el 2005, sobre como la tolerancia se ha venido transformando en un permisivismo cómplice.
Julio 2005
“Resulta que nací en la maternidad Concepción Palacios, de padres divorciados, estudié en colegios y liceos públicos, realicé mis estudios técnicos y profesionales en entes del estado, soy moreno, tengo 32 años y vivo alquilado”. Esta presentación tiene como único motivo dejarles claro a los que lean esto, el por qué de mi intolerancia.
YO AMO VENEZUELA, y por eso expreso mi más profundo desprecio a todos y cada uno de los venezolanos que no sienten ni siquiera un poco de cariño por esta hermosa tierra que nos vio nacer, VENEZUELA es mucho mas que petróleo, VENEZUELA es una hermosa historia, VENEZUELA es pasado presente y futuro, y siento un inmenso dolor al ver como se mancilla su pasado, se obstruye el presente y se pervierte su futuro.
Quiero manifestar mi más absoluta intolerancia a todos los que hoy viven por y para la revolución dado lo perverso y nauseabundo de la misma, ya sea porque ideológicamente son afines a ella o simplemente participan en ella para llenarse los bolsillos con el hambre de los venezolanos, así como a todos los que sumidos en la ignorancia y la pobreza traicionan a su conciencia por un bozal de arepas.
Soy intolerante ante todos y cada uno de los que se dicen opositores y a lo único que se dedican es a hablar pendejadas y a seguir legitimando al régimen a través de pantomimas electorales, no puedo soportar ni por un instante más, al leguleyerismo insensato, que día a día le dice al mundo que existe un poder judicial, por lo tanto un equilibrio de poderes, cada vez pretenden amainar la fuerza de la revolución con burdos papelitos en tribunalitos de ultima; me avergüenza ver a la mayoría de los medios de comunicación que van omitiendo la verdad, maquillándola y muchas veces mintiendo de la manera mas descarada sobre lo que realmente le sucede a la patria.
Mi intolerancia también abarca una gran parte de la comunidad internacional que ciega de la ambición pierde a Venezuela como parte del mundo libre; he de ser intolerante frente a cada una de las naciones y organismos internacionales que visten y certifican de democracia la tragedia humana que vive mi país, cómplices son cada una de ellas que al no poner su dedo acusador sobre este tiranuelo izquierdoso dada su afinidad ideológica, desnudan así su verdadera intención, que no es otra que llevar a sus pueblos al mismo precipicio.
Mi intolerancia va de la mano con la frustración que siento al ver a la juventud que siendo masacrada se escuda en vano y pueril apoliticismo para no dar la cara ante la injusticia, mi intolerancia aumenta con esa parte del mundo militar que bajo la ridícula posición de institucionalidad insultan su juramento y coletean el piso con nuestra bandera, para que se pasee el prehistórico dictador cubano, permitiendo así la mas obscena y aberrante invasión que haya vivido un país en tiempos modernos, y para finalizar por los momentos, mi intolerancia llega a la iglesia que no acompaña con fuerza los planteamientos, que mas que ideas son un mandato del principal prelado del país (Rosalio Cardenal Castillo Lara).
YO AMO A VENEZUELA y les puedo asegurar, que ese amor me ha llevado a postergar mi futuro y abandonar lo logrado en el pasado, así como a muchos, para poder de la mano de otros ciudadanos que no toleran estas realidades, trabajar por el futuro que esta noble tierra y nuestros hijos merecen. Si usted al haber leído esto se encontró identificado con alguno de mis argumentos, siéntase orgulloso de ser intolerante, por que usted AMA A VENEZUELA”.
Noel Alejandro Leal Rojas
Fue publicado originalmente en Gentiuno
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