30/06/2011
La lucha por el futuro de Venezuela después de Hugo Chávez ya puede haber empezado. Pero millones de venezolanos están aguantando la respiración preguntándose si Chávez está exhalando su último suspiro. Videos sin audio y fotos provenientes de Cuba en las últimas horas del martes no son terriblemente convincentes.
Pase lo que pase con el achacoso líder, el hecho es que el régimen de Chávez ha sobrepasado su viabilidad, y ningún venezolano debería perder ni un minuto pretendiendo que guardará luto por su desaparición.
Reportes filtrados por nerviosos ayudantes que han estado a la cabecera del líder venezolano Hugo Chávez desde el 10 de junio revelan dudas acerca de que si retomará el timón a tiempo para prevenir una violenta lucha por el poder dentro de su régimen. Compitiendo por el poder en Caracas se encuentran ideólogos entrenados por cubanos y que hoy mantienen puestos claves, compinches corruptos desesperados por mantener sus fortunas robadas, y narco-generales preocupados porque sus crímenes serán expuestos una vez que se desintegre el régimen.
Si estos grupos chocan, es probable que Venezuela descienda al caos. Si conforman una alianza no santa [non-sancta], probablemente acordarían echar por tierra las elecciones presidenciales que están programadas para el próximo año.
Para empeorar las cosas, la oposición ha dejado que la gente de Venezuela se quede especulando si los políticos democráticos son capaces de competir por el futuro del país en caso de que el régimen comience a desenmarañarse.
La reticencia de la oposición puede ser atribuible al miedo de que Chávez esté maniobrando de bajo perfil para descubrir a los rivales. Sin embargo, la gente de confianza de Chávez en Cuba ha estado genuinamente preocupada acerca de la gobernabilidad de Venezuela y está ansiosa de asegurarle a los fogosos seguidores y a los militares que su líder se recuperará plenamente. Es elocuente el hecho de que el locuaz Chávez no esté en capacidad de hacer una simple llamada telefónica u ofrecer una palabra tranquilizadora en el reciente video.
Como a la mayoría de los dictadores, a Chávez le importa un comino un plan de transición o el destino de sus seguidores. Su negativa a dejarle la gestión del gobierno a un sucesor ha dejado paralizadas algunas de las funciones normales del gobierno. Existen informes de que algunos funcionarios militares corruptos se están marchando a toda prisa del país para vacaciones fuera del calendario. Seguidores chavistas se sienten descorazonados, y millones de venezolanos que han sido maltratados por el régimen están listos para ajustar cuentas.
Si Chávez no regresa a sus funciones pronto, o nunca, los ideólogos, compinches y criminales en su equipo podrían comenzar una pelea a empujones. En los últimos años, Chávez ha reemplazado ayudantes notoriamente corruptos que una vez formaron parte de su más alto nivel de mando (Diosdado Cabello, Jesse Chacón, José Vicente Rangel, y demás) con ideólogos grises, con entrenamiento cubano, tales como el Vicepresidente Elías Jaua. Jaua y su equipo no cuentan con la confianza de los narco-generales que puedan asociarse con Cabello y compañía (quienes han saqueado decenas de billones del Tesoro Nacional) para tratar de arreglarle un aterrizaje suave a su criminal régimen. Una cosa en la que estos grupos estarán de acuerdo es que no pueden arriesgarse a la rendición de cuentas que vendría con las elecciones. Aún si Chávez regresara, su ausencia ha hecho un daño significante que lo dejaría cojeando hacia las elecciones presidenciales del próximo año.
La inseguridad podría explicar el silencio de la mayoría de los líderes chavistas. Pero es difícil entender la falta de un mensaje bien meditado de la oposición que construya un marco para un “momento de transición”. Ahora es el momento en que un público atento está abierto a mensajes acerca de recuperar la república democrática de Venezuela; competir para el futuro mediante elecciones libres y justas; recuperar la confianza entre la gente y sus líderes; reconstruir una economía global y sana; defender la soberanía nacional; desmantelar el aparato represor y restaurar el imperio de la ley; y volver a unir a la nación venezolana.
Los líderes opositores deberían llevarse consigo esta agenda a cada ciudad, sitio web y cuenta twitter en el país y fuera de él. Y deberían estar despachando equipos para comunicarse con la comunidad internacional acerca de su visión del futuro. Algunos chavistas nerviosos podrían gruñirle a sus rivales ofreciendo una alternativa esperanzadora pero con toda seguridad la gran mayoría de los venezolanos le darán la bienvenida a un poco de claridad acerca de lo que les espera en el futuro. La única gente que debería temer ese mensaje son los muchos criminales, terroristas y estados clientes que se han dado un banquete a costa del pueblo venezolano durante la última década de chavismo.
Si Chávez se recupera, podrá sumarse al debate. Si no se recupera, todo el mundo sabrá que los mismos demócratas que ganaron una mayoría de los votos en las elecciones para la Asamblea Nacional el pasado septiembre están listos para levantarse y hacerse responsables por el futuro de su país. Todo gobierno decente ― incluyendo las democracias de las Américas y particularmente los Estados Unidos ― debería dejar claro que los apoyará.
Roger Noriega fue embajador en la Organización de Estados Americanos entre 2001 y2003, y Secretario de Estado Adjunto entre 2003 y 2005. Es profesor visitante en el American Enterprise Institute y director gerente de Vision Americas LLC, que representa a clientes de Estados Unidos y de otros países, y contribuye a interamericansecuritywatch.com.