12/07/2011
No puede hablarse de Patria Grande, ni de soberanía cuando una nación ha perdido su nombre, sus símbolos patrios, su tradición y su historia.Los venezolanos no tenemos nada que celebrar. A 200 años de nuestra independencia de la colonización Española estamos bajo el yugo de una peor, la castro comunista.
Los sueños de libertad, de justicia, de igualdad y de paz quedaron enterrados en la constituyente inconstitucional de 1999. La mayor vergüenza hoy es la pérdida de la República conquistada con la sangre derramada de nuestros antepasados. Esa gesta gloriosa de patriotas civiles y militares, corajudos, dispuestos a vivir en libertad o a morir por la gloria y luchar por ella, ha sido traicionada.
La consigna ¡Patria Socialista o Muerte! impuesta desde Cuba que gritaron el 5 de julio los soldados genuflexos al servicio del totalitarismo comunista no puede ser más demostrativa de la muerte de la República y de la libertad.
Es libre quien puede elegir entre ser demócrata o socialista marxista, quien puede expresarse y actuar, dentro de los límites de la responsabilidad y la moral, sin miedo a ser sancionado, quien tiene acceso a una educación libre y de calidad que permita desarrollar la capacidad para creer y crear y el criterio para juzgar y elegir entre el bien y el mal, todo lo cual es negado por el régimen.
Es inaceptable que “el nuevo pensamiento militar” sea el cubano, así como el desconocimiento de la sangre española que corre por nuestras venas, la discriminación que se pretende imponer reconociendo como personas sólo a los negros e indios niega nuestra esencia. A quienes hablan de los españoles como genocidas les recuerdo que el apellido que llevan es de origen español, de quienes también heredamos muchos más que el idioma.
Hoy la gente de lo que fue Venezuela está presa en las calles, ni siquiera puede ir a un cine sin el riesgo de ser atracada; mediante la escasez el régimen le impone cuando bañarse, prender la luz, qué comer, los medicamentos, etc; le roba horas de vida mediante colas interminables para cobrar la migaja de la misión o para comprar comida ¿más barata? -saque cuenta de lo que valen las horas de vida perdidas en la cola-, también en el carro –no construye ni mantiene la vialidad-, en los trámites engorrosos, etc; el discurso de la jefatura se impone a través de los medios de comunicación, la Ley, la injusticia roja, etc; los venezolanos estamos restringidos a un pequeño monto diario y anual en divisa para los viajes al extranjero…
Ante esta realidad debemos seguir luchando incansablemente para restaurar la República. Si buscamos a Dios en nuestro corazón con toda seguridad saldremos adelante y construiremos nuestro país sobre valores de amor, solidaridad y primacía al respeto de la dignidad de la persona humana.
Elinor Montes
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