25/07/2011
Se piensa y habla mucho en estos días en esa previsión constitucional llamada Estado de Excepción. Es a causa de una coyuntura que en toda nación sería excepcional, pero que nos venden como la más normal de las situaciones: un presidente enfermo, tan enfermo que debe alejarse y gobernar desde otro país. No es precisamente algo “normal”. Tampoco es, en rigor, un Estado de Excepción el que un presidente se enferme. Eso pasa y, como todo mortal, se cura o no se cura. Lo que sí es excepcional es la prerrogativa que tiene hoy en Venezuela el Estado, no prevista en ninguna Constitución que se respete, para manejar las excepcionalidades como le viene en gana, entendiendo el Estado, claro, como mimetizado con el gobierno, otra de las excepciones en nuestra realidad política.
Pero lo más excepcional en las excepciones de este Estado es la facilidad para autoeximirse de observar la normativa que la Ley prevé para casos inéditos como el vacío en este cuadro personalista de poder, no compensado, como bien decía el periodista y analista Manuel Felipe Sierra, por la unción temporal de la mustia figura que funge como VicePresidente del país. Ciertamente resistido, pero ante la perspectiva de una ausencia prolongada y atajando rebatiñas manifiestas y encubiertas, ha delegado en el señor Jaua algunas atribuciones. Sin embargo, ello no debilita el desmesurado control que la dupla Chávez-Fidel mantendrá desde Cuba. Es o no la excepción de un Estado el que el Presidente dicte decretos desde otro país?
El TSJ anula un proceso encaminado derechito a defenestrar a uno de los posibles candidatos de la oposición, pero frena en seco y decide que la investigación ya no va. El Ministerio Público, que negaba la existencia de presos políticos, ahora reconoce estar evaluando la situación de 54 de ellos, enfermos como el Presidente, a quien él mismo ordenó medidas cautelares para curarse en libertad condicional. Razones “humanitarias”. ¿No es la excepción un Estado donde no impera el Derecho sino la voluntad de un solo hombre y donde la causa humanitaria está ligada a su estado de salud? No es la excepción un Estado donde el Ejecutivo gira instrucciones a los demás poderes, con tanto desparpajo, que se encadena a través de los medios de comunicación para hacerlo público?
¿No es la excepción un Estado donde existe una ley coercitiva para los medios de comunicación mientras su plena vigencia es ignorada, con la complicidad activa e impúdica del gobierno, en los predios que el historiador Antonio Sánchez García ha bautizado como los “Cárpatos Mediáticos” del oficialismo? ¿No es la excepción un Estado donde el gobierno desprecie olímpicamente medio centenar de homicidios a la semana, sólo en la capital? ¿No es una excepción un Estado que nada en riqueza petrolera y se endeuda, importa hasta palillos de dientes y depaupera a su población a velocidad de crucero? ¿No es la excepción un Estado que mantiene, al menos, a otros tres? ¿Es o no una excepción el Estado cuya ciudadanía está embalada en la dinámica electoral y debe esperar por una decisión presidencial para fijar la fecha de los comicios?
No es la excepción un Estado que es señalado en los organismos internacionales, entre otros por un ex embajador de EEUU ante la OEA, de mantener terroristas operando en su territorio, lo que implica un fuerte riesgo para la seguridad hemisférica y que ello no haga ni cosquillas a quienes han sido tan diligentes y bravucones con naciones menos “culpables”? ¿Hace falta que el Presidente se enferme para constatar el Estado de Excepción en que vivimos los venezolanos?
Macky Arenas
Socióloga y periodista