12/08/2011
¡A 12 años de haberse construido un sistema electoral parcializado!
Muy pocos recuerdan ya las bases electorales para ir a una Asamblea Nacional Constituyente, de febrero de 1999, en el cual se establecía una nueva metodología “plebiscitaria” para consultar al pueblo. Lo señalaba Arturo Sosa sobre el carácter plebiscitario (El Universal, 07-02-99). Manuel Caballero lo consideraba originalmente fraudulenta: “… una de las peores farsas electorales que se hayan cocinado en la historia de los comicios venezolanas” (El Universal 22-04-99). Se acercaba a lo señalado por el entonces asesor de Chávez, Norberto Ceresole: “…no es un modelo ‘antidemocrático’, sino ‘post-democrático’” (en: Caudillo, Ejército y Pueblo -2000). Las cifras de la poca participación desconfirmaban el modelo participativo, vistos en los casos del referéndum consultivo para ir a la ANC del 25-04-99 en el que se produjo un 60 % de abstención. En la elección de los miembros de la ANC del 25-07-99 con un 59.92 % de abstención. En el referéndum aprobatorio de la nueva Constitución del 15-12-99, en un 54.06 % de abstención. En la relegitimación de los poderes, llamada “las mega elecciones” del 31-07-2000, un 43 % de abstención. Se podía señalar como causa la desconfianza ante lo nuevo y la desconocida forma de participación “popular”.
Sin embargo, luego de los episodios de 2002, el llamado a un referéndum revocatorio contra el presidente de la república por iniciativa popular opositora finalmente se dio en el 2004 de manera amordazada por “un Refirmazo” organizado por un CNE controlado por el oficialismo y avalado internacionalmente por el grupo Carter y la OEA. Sus resultados invertidos 60-40 a favor de la oposición -en encuestas a puertas de los centros de votación, a un 60-40 a favor del oficialismo nunca se pudieron comprobar. La extensión del tiempo de votación hasta la medianoche, la intimidación en la utilización de las capta-huellas que rompe el secreto del voto -comprobado días después tras la revisión de apenas 1 % de las actas y el informe de Tulio Alvarez sobre los resultados dudosos, así como sus declaraciones sobre la localización de los software que invirtieron los mismos, condujo al enorme incendio de la torre este de Parque Central, que costó millones de bolívares a la república su recuperación.
Así sucedieron las elecciones municipales, estatales y parlamentarias de 2005, la oposición se abstuvo de participar en la última pero no se atrevió a desconocer las nuevas autoridades parlamentarias, electas apenas con el 28 % del electorado. Se arrepiente y argumenta que fue un grave error el no participar. Todo ello aunado a la continuación del uso de las Capta-huellas en los Estados más poblados, el control absoluto de los Centros de cómputo del CNE y del Registro Electoral por parte del Oficialismo, y luego la escogencia de una directiva del CNE sin representación de los partidos opositores, sin el más mínimo condicionamiento de revisar el Registro Electoral, y exigir una representación imparcial en el CNE.
Nos acostumbramos a simular y pretender elegir autoridades en las contiendas presidenciales de 2006, en la estatales de 2009, en las parlamentarias de 2010 e incluso en la consulta plebiscitaria para la reforma constitucional de 2007, cuando en los casos anteriores la oposición logró ganar en algunos Estados, la Alcaldía Metropolitana, ganar efímeramente desaprobando la propuesta socialista de la reforma Constitucional y habiendo triunfado con un 52% de los votos, se dejaron enrolar, los cambios de los circuitos electorales.
¿Habiendo ganado la oposición algunas alcaldías, gobernaciones y escaños parlamentarios, han podido ellos gobernar o legislar? ¿Acaso no terminó el Régimen absolutista con el triunfalismo opositor de la reforma, aprobando todas las leyes previstas en la reforma constitucional “socialista”, incluyendo el leit motiv de la reelección presidencial? Es muy triste observar a nuestros parlamentarios opositores quejándose de la mala gestión parlamentaria, habiéndose sentado triunfadores con el 52 %, aceptaron el juego y la burla del simulacro democrático.
Estamos frente a una nueva parodia electoral, la más importante en los últimos tiempos. Estamos por escoger la candidatura única opositora para la elección presidencial, pero no estamos reclamando la revisión del Registro Electoral sobre los electores fantasmas o sobre los doble cedulados, ni la inclusión de las Capta-huellas en las maquinas de votación que acaba con el secreto del voto. El Censo a celebrarse en septiembre aumentará millonariamente los electores virtuales y continuaremos pretendiendo votar. ¿Es esto Democracia?
Termino con una frase señalada por el historiador Germán Carrera Damas en el 2001: “Cuando quisieron simular que consultaban al pueblo, convirtieron la participación en grandes paradas militares, en las cuales, el individuo, célula de la democracia, desaparecía en un consenso orquestado desde un poder que había sorprendido valiéndose de la mecánica de la democracia liberal representativa (…) La expresión se aviene muy bien con las aspiraciones de quienes no esperan de la democracia, libertad e igualdad, y que entienden la participación como una apropiación privilegiada de la nación-botín” (La post democracia participativa / El Nacional 23-05-2001)
¡Mientras tanto el país desangra por todos los costados en la indolencia, sin libertades, sin igualdades, sin democracia!
A exigir pues la auditoria del Registro Electoral, la separación de las Capta-Huellas de las Maquinas Electorales, a revisar con lupa los resultados del Censo que está por darse, y a escoger a un candidato, no para la presidencia de la república, sino para presidir la transición hacia el camino democrático, hacia la transparencia administrativa, hacia el equilibrio de los poderes públicos.