RECORDANDO ALTAMIRA XXIV
30/08/2011
Han pasado 51 años de vivir en una república amenazada por la invasión castrista, de esos, los últimos 12 los hemos sufrido bajo el yugo del régimen y seguimos sorprendiéndonos de declaraciones como la que recientemente expresó el jefe miliciano Mata Figueroa, en relación a que ninguna fuerza armada es apolítica. Esto nos obliga a continuar con el esfuerzo de seguir aportando, dentro de nuestras propias limitaciones, puntos de vista que ayuden a dar una interpretación coherente ante nuestra dura realidad.
Debo insistir en que nos ha costado un gran esfuerzo (desde 1998), a unos explicar, a otros entender y a muchos aceptar, que hemos perdido la república por causa de este régimen traidor y que nos gobierna y controla el castro comunismo. La respuesta a cómo nos sucedió, particularmente la he endosado, a que durante los gobiernos de la joven democracia venezolana, se fue debilitando el sistema de vigilancia y protección de la democracia, no sé si por incapacidad, por ignorancia, por debilidad, por displicencia, por temor y/o por la combinación de todas, ya que, a pesar de haber librado una guerra contra tal amenaza y de haber salido victoriosos, no supimos finiquitar y consolidar tal triunfo, principalmente en lo político y social. No supimos dejar bien sembrada en el alma y pensamiento de cada venezolano la profunda convicción de que, la democracia debe convertirse, para las sociedades que la adopten como forma de vida para su desarrollo y gestión, en un bien que debe ser vigilado, protegido y optimizado continuamente y que, por tanto cualquier visión de futuro y reestructuración que se requiera implementar en la FFAA, pasa por que ésta sea una institución esencialmente profesional, educada, capacitada y adiestrada para defender los valores, tradiciones, patrimonios, bienes e intereses de la Patria, dentro y fuera de ella, y que entienda que, en Venezuela, la democracia debía y debe ser uno de esos bienes patrimoniales que la nación estableció como tal, en consecuencia está en su misión vigilarla, protegerla, defenderla y luchar por ella.
También alertamos sobre las serias intenciones del régimen en cuanto a degenerar todas las instituciones, fundamentalmente a las FAN, todo ello previsible ya que el marxismo-leninismo establece claramente que “sin desorganización del ejército no se ha producido ni puede producirse ninguna revolución, y por tanto el Poder Popular debe actuar a través de sus diferentes elementos en una intensa tarea de infiltración, neutralización, división y descabezamiento de las FAN, además de un proceso de disolución de los conceptos de Patria y Defensa Nacional”.
En OCT 2005, cuando el hoy fallecido gral. Muller R. planteó su nueva LOFAN, hicimos hincapié en que se trataba de una magistral concepción de un andamiaje armado para la defensa de la revolución, que avalaba una fan presta y disponible para acatar cualquier orden de alianza o coalición con ejércitos vecinos, por disposición de Chávez o Castro, para dar respuesta a “los posibles escenarios de conflicto que pueda tener Venezuela en lo inmediato”, hecho garantizado porque el Ministro de la Defensa “va a ser el diseñador de la política de defensa del GOBIERNO”. Obviamente, la hipótesis de conflicto que preveía una amenaza por medio de la infiltración y penetración, a nuestro país, de movimientos subversivos y terroristas de corte castro comunista ya no está dentro de esos posibles escenarios de conflicto.
Este proceso se ha venido cumpliendo a cabalidad, puesto que era indispensable para poder plantear el nuevo pensamiento militar “bolivariano” revolucionario en el cual se invertía la concepción histórica de la relación aliado-enemigo, aspecto fundamental para poder forzar una “justificación” hacia un enfoque en el cual esta degenerada fan, convertida ya en milicia revolucionaria, aceptara su nuevo rol contrario al histórico, en defensa de la revolución y subordinado a Fidel Castro, como comandante supremo, y para colmo de males no reaccionara ante el aberrante hecho de que sería el propio “presidente bolivariano-comandante en jefe” el abanderado de tal acto de alta traición a la patria. Este hecho trascendental (me refiero al de un presidente traidor) en nuestra historia jamás se había presentado y, obviamente es lo que ha complicado toda acción para neutralizarlo y combatirlo.
Por tales razones, debemos tener bien claro que esta declaración del jefe miliciano Mata Figueroa es totalmente coherente con la nueva “doctrina militar bolivariana”. No podemos confundirnos en cuanto a pretender seguir con el empeño de que la actual milicia revolucionaria es una Fuerza Armada Nacional, porque no lo es. Estamos ante una milicia revolucionaria que, como toda milicia revolucionaria en el mundo, no es apolítica sino más bien la garantía armada para el mantenimiento del proceso y por tanto su compromiso supremo es la defensa de la revolución, hasta el límite de institucionalizar el saludo “patria socialismo o muerte”. Nos guste o no esa es nuestra situación. Si por alguna razón, queremos ilusionarnos con la percepción de que existen oficiales que no comparten esta situación, pues muy bien, entonces ayudémoslos puesto que ellos más que nadie son los que menos pueden hacer y los que más conscientes están de que hoy, forman parte de una fuerza miliciana revolucionaria.
Adicionalmente, debemos entender que quienes hemos estado en contra del “proceso”, defendiendo los intereses supremos de la patria enmarcados, en la normativa constitucional, en contra de los traidores asalariados de Castro (con nuestro patrimonio), pues somos vistos acusados y perseguidos por el régimen, obviamente, por traidores a la revolución. Es por ello que tiburón 1 se encarga de recordar con frecuencia los hechos de Altamira, ya que representan la máxima expresión de traición al proceso castro comunista, pues bien honor que nos hace.
Por lo demás, sólo me queda en el tintero esta reflexión coyuntural, y es la paradoja que se me ocurre plantear para el régimen traidor, en cuanto a que mientras más transcurre el tiempo desde los hechos de Altamira, probablemente, más cerca estaremos de los hechos de Trípoli.
Daniel Comisso Urdaneta
contralmirante