6/10/11
El concepto de soberanía para los totalitarios comunistas difiere del de los demócratas. En el caso que nos ocupa los camaradas la usan como un argumento táctico.
En el Totalitarismo la soberanía del pueblo no existe, el soberano es la jefatura única que manda sobre todas las instituciones, sobre todos los bienes públicos y privados (los cuales malversa a su antojo y conveniencia según sus fines particulares de permanencia en el poder por siempre), sobre toda la gente (la cual es organizada y adoctrinada por la jefatura para que repita su discurso y complazca su voluntad) y sobre todo el territorio.
La autodeterminación del pueblo es aparente, para muestra un botón, la reforma rechazada mayoritariamente el 2D está vigente mediante leyes y con una minoría de votos la jefatura tiene mayoría en eso que llama Asamblea Nacional.
En cuanto a la soberanía territorial el fin es tomarlo todo, los camaradas no respetan la de los países que invaden o quieren invadir, ni hacen valer la del suyo contra los camaradas. Si los demócratas hubiesen dado a los yanquis el control de la identificación, registros, fronteras, “el nuevo pensamiento militar”, etc., o si hubiesen instalado un cable óptico submarino con EEUU para el control electrónico de toda nuestra información o si EEUU y Venezuela “fuesen cada vez más la misma cosa” los camaradas gritaran la violación de la soberanía y la traición a la patria pero como fueron ellos quienes originaron nuestra invasión desde Cuba está bien.
Cuando Colombia atacó a las FARC en Ecuador la jefatura cerró su embajada en Colombia y mandó 12 tanques a la frontera, pues Cuba, Ecuador, Bolivia, Nicaragua y Venezuela son un sólo régimen y territorio y el ataque contra un camarada sí causa una respuesta contundente, más si muere un aliado como Raúl Reyes. En cambio la jefatura es delicada con Guyana aunque viole el acuerdo de Ginebra e intente quitarnos definitivamente la zona en reclamación del Esequibo (rico en petróleo y minerales) y nuestra única salida al Atlántico, pues su homólogo de Guyana comparte su ideología, le apoya en el CARICOM y otros organismos con su voto favorable, como lo hizo, cuando Venezuela quiso entrar en el Consejo de Seguridad de la ONU. El colmo es que la jefatura, como buen totalitario, se burla, insulta y endilga sus propios delitos a los demócratas que reclaman esta traición a la patria.
Eso sí, la soberanía es muy útil a la hora de rendir cuentas ante los organismos multilaterales encargados de preservar la democracia cuando hacen observaciones por la sistemática violación de los derechos humanos, la jefatura de inmediato alega que “somos soberanos” y los manda a lavarse el paltó. También sirve para simular un sentimiento nacionalista para repeler una invasión imaginaria del imperialismo yanqui -los cubanos llevan 50 años con ese fantasma-.
Lo expuesto evidencia que los camaradas desprecian la soberanía (tal como la conciben los demócratas), la nación y su territorio, sólo aman el poder por siempre.