13/10/11
A Rafael Poleo, hoy en el exilio por no tomar en serio las cosas.
Este va a ser un artículo extraño porque su mayor parte no la escribo yo sino Sir Ivone Kirkpatrick, un diplomático inglés que se desempeñó en Italia como Jefe de la Cancillería inglesa y luego fue trasladado a Berlín antes de la II Guerra. Como consecuencia de sus experiencias en la pre guerra y durante ella, acumuló conocimientos y experiencias sobre Benito Mussolini que trasladó a una biografía que estoy leyendo en un forzado descanso posoperatorio.
Al analizar aspectos del carácter de El Duce, entre otras cosas sorprendentemente similares al de Chávez, como su machismo, ordinariez, resentimiento social e histrionismo –Chávez estudió 4 años de teatro en la Academia Militar-, cita lo siguiente, y copio textual: “El cargo más serio que se ha hecho a Mussolini era el que fuese un cobarde. La acusación tenía alguna base, ya que el Duce era una mezcla de agresividad y prudencia…(omissis). Cuando en 1915 Italia entró en la guerra, por la que tanto había abogado, Mussolini no se precipitó a alistarse como voluntario, como hicieron otros, ni volvió al frente cuando se hubo curado de sus heridas. Del mismo modo, en las acciones desarrolladas por las escuadras fascistas en el norte de Italia, o durante la marcha sobre Roma no se le vio nunca en vanguardia, sino que prefirió mantenerse alejado de los escenarios de la lucha, permaneciendo cómodamente protegido en sus cuarteles generales de Milán (¿Museo Militar?). Tras ser nombrado jefe del Gobierno sintió un miedo terrible ante la posibilidad de que le hicieran víctima de un atentado…(omissis). Pero en el trato con las personas, o en sus problemas de índole doméstica, rara vez daba muestras de gallardía. Era una especie de matón que abusaba de los débiles y respetaba a los seres enérgicos (El Rey Juan Carlos en: ¿Por qué no te callas?)…(omissis)….la virtud del Duce se basaba en la extraordinaria habilidad que tenía para aprovechar cualquier ocasión con objeto de cambiar la situación a favor suyo. A tal fin desplegaba su talento de orador, actor y empresario teatral, encandilando a las masas, y asimismo empleaba su imaginación para elaborar las numerosas armas que constituían su arsenal: el boato, los uniformes, los mítines, las ceremonias y las frases propagandísticas, todo lo cual fue adoptado por los nazis en Alemania (Bolivia, Ecuador, Nicaragua, etc.). …(omissis) Como suele ocurrir en el caso de los dictadores, fue la clase dirigente la que primero comenzó a criticarle y a volverse contra él. La lealtad de las masas a las que pudo conservar hasta el momento de su ocaso, a las que llevó a una guerra que no deseaban, y a las que sometió a las voraces exigencias del invasor germano (Fidel y Raúl Castro), conduciéndolas al fin a una ignominiosa derrota (se mantuvo). A pesar de ello, fue recibido calurosamente en Milán, poco antes de su muerte y aun hoy es considerado con más indulgencia en Italia que Hitler en la República Federal Alemana.” – lo entre paréntesis es mío-; fin de las citas, págs. 179 y 180 “Mussolini, Análisis de un Demagogo”, Sir Ivone Kirkpatrik, Editorial Bruguera, S.A., 1ª.edición: octubre 1965, impresa en España.
Como podemos observar, Carlos Marx una vez más recibe el desmentido a otra de sus sentencias porque muchas veces la historia se repite pero no una vez como comedia y otra como tragedia, sino que cuando se unen los complejos y resentimientos más bajos en los actores, ambas veces resultan una tragedia para los pueblos. De los que reorienten a Venezuela a la desaparición de Chávez, algo que parece inminente, dependerá que su trayectoria sea despreciada por las masas y no adorada como otro Perón, también émulo de Mussolini, que maldijo y empavó a la Argentina hasta hoy. Habrá que documentar bien todos los atropellos, muertos, saqueos, destrucciones de vidas y empresas, y traiciones a la patria por obra del resentimiento y odio chavista, para que el pueblo venezolano asuma esta época como el pobre pueblo alemán recuerda el imperio nazi.