16/07/12
¿Y cómo llegamos a este punto de agotamiento, vacío, sequía humano-espiritual que cada día nos convierte en más distantes, enfrentados e intolerantes?
¿Es obligado concebir, admitir y aceptar hoy como verdad que sólo las minorías, gobernante y oposiciones, son las llamadas a decidir y a actuar en la conformación del destino de este ex país?
La mayoría de quienes aún habitamos en estos territorios de Venecuba, no estamos cuadrados con el monstruo que encabeza la destrucción ni con la fuerza que le sirve de apoyo y legitimación.
Y en la medida en que avanza la confrontación del régimen y sus oposiciones, una parte importante y creciente de la población se coloca al margen. Se comienza a considerar que la salida a los grandes problemas nacionales no está en las manos de estas posiciones que reproducen por una u otra vía el fracaso del pasado mediato e inmediato.
Esta es una situación que lleva a la gente a asumir una clara posición: la superación de los males que aquejan hoy a este ex país sólo se logrará cuando podamos dejar a un lado la vieja y gastada política.
Mientras no se produzca la creación de otra fuerza social y política no será posible avanzar hacia otros derroteros.
En términos de una democracia, esta posición es procedente y debería ser vista como la realidad-existencia de otro interlocutor válido.
Pero este no es el proceder de la polarización. Tanto para el régimen como para las oposiciones lo fundamental es acaparar los espacios políticos. Pero las reglas de juego son fijadas, mantenidas y vigiladas por el mando-poder. En este sentido, se ha mantenido los acuerdos, pactos y negociaciones que hacen de la llamada cooperación un agente fundamental de esta historia.
Y este proceder no se limita a las organizaciones políticas. La polarización, y la correspondiente exclusión de todo lo que no forme parte del círculo del ejercicio o aspiración real del mando-poder, no se le toma en cuenta para nada.
En las actuales circunstancias la prédica es muy clara: Estás con Chávez o con Capriles y punto. Esto significa que es obligado tomar una definida posición. Polarizarse o morir callado.
Y los medios de comunicación, en y por principio, actúan en concordancia con los polarizados y sus específicos intereses, aunque se siguen llamando democráticos y en sus estatutos aluden a su condición de amplitud y, en consecuencia, a su inclinación a dar cabida a todas las opiniones
Y a esto se une la práctica de la autocensura. Los medios, desde el cierre de RCTV y de unas 40 emisoras, viven para cuidarse. Transmiten lo que no llega a irritar al régimen. Y extienden su filtro hasta el punto de que quien opine se cuide de coincidir con la posición de la respectiva planta.
Y así, la casi totalidad de estas estaciones exigen de manera implícita o explícita que se piense-opine como ellas. Estos lineamientos aplican para una buena parte de los impresos que tienen vetadas las firmas que no coinciden con la línea del medio.
Esta es la democracia de los medios de la polarización: Diga usted lo que yo quiero y permito, dígalo con toda libertad. Por ejemplo, señale que hoy y aquí hay que hacer campaña por Chávez o Capriles o callarse para siempre.
Y hay una buena legión de lectores para quienes esta es la democracia que debe prevalecer: la que se ajuste a la polarización y aplaste cualquier posición o pensamiento que disienta de lo establecido.
Quienes no estamos dispuestos a escoger entre el monstruo socialista sin socialismo y el neoliberal de la “paz, progreso y libertad”, estaremos cada vez más excluidos y aislados.
A esta hora asumimos la responsabilidad que nos corresponde como miembro de la posición disidente que mantiene la mayoría. Y sabemos que nos tratarán de silenciar cada vez más.
Pero, sépase, que esta posición está en pleno movimiento y que ante los duros tiempos y situaciones nuevas, que irremisiblemente nos esperan, no vamos a permanecer pasivos e indiferentes. Contribuiremos de algún modo a la organizacion del colectivo del cual formamos parte.