20/4/12
Lo hemos dicho en muchas ocasiones: la gran movilización-protesta del 11A, movimiento social con muy pocos precedentes en la historia de este expaís, no sólo fue entregada, sino que se le cambió por salida electoral.
Las cúpulas de las oposiciones derrotadas, luego del paro petrolero, debieron acogerse al Referendo Revocatorio Presidencial convocado por el ejecutivo, con el apoyo de la OEA y el Centro Carter-USA.
Y una vez montado el aparato de fraude-trampa, con Misiones G2 incorporadas, se produce el 15Ag.-04 el “nuevo triunfo” del golpista-presidente (GP). Desde entonces se consolida la hegemonía económica con asiento principal en PDVSA para dar sustento a la política, social, militar y electoral y producir una ventaja difícil de derrotar en el corto plazo.
Porque en ese campo hegemónico todo transcurre alrededor de un proyecto que cada vez cuenta con mayores recursos nacionales e internacionales para mantener e impulsar un golpismo que se quiere vender como revolución. Una práctica que se une a la orientación del autoritarismo-caudillismo alimentado en los viejos poderes heroicos.
Y desde el 02/02/99 todos los poderes estatales están en manos de este nuevo Salvador de la Patria y constructor del camino de la ‘verdadera independencia’. De allí que lo hegemónico-heroico conviertan al GP en el Hombre-Patria y repartidor de sus valores y beneficios: “!Los que quieran patria, vengan conmigo!
Y este supremo caudillo, dueño y repartidor, que cuenta además con recursos sin precedentes, está lanzado hoy, una vez más como candidato a la Presidencia de la República que considera suya, frente al candidato de las oposiciones que viene de una experiencia, inicialmente vista como unitaria, pero que pasó a ser partidista con los atuendos conocidos: comando propio, jefe de campaña y un caudillo supremo que todo lo pone y dispone.
La pugna se plantea entonces en términos de un Estado Omnipotente compitiendo con un candidato solitario.
En efecto, ‘las oposiciones’ o ‘sin patria’, en conocimiento de su debilidad, organizaron unas primarias en torno a seis precandidatos. El acto de celebración la noche del 12/02 mostró a los seis dando la imagen de que la llamada unidad se mantenía.
Pero la mañana del 13/02 el candidato triunfador se presenta en una rueda de prensa como la figura central, ya por encima de todos los demás.
Desecha la MUD, le da toda primacía a su Comando Tricolor y nombra su Jefe de Campaña. El ambiente supuestamente unitario de las primarias queda liquidado.
El pacto unitario es sólo con Pablo Pérez y a medias con Leopoldo López. Arria, Machado y Medina fueron totalmente excluidos y partidos como AD, UNT , Copei o ABP, CR, BR andan en la búsqueda de sus respectivas parcelas de poder.
Una nueva política, que jugara incluso a la unidad, habría mantenido la llamada MUD y a los precandidatos que compitieron y a los que se retiraron como integrantes de un Comando de Campaña coordinado por el candidato. Y esto se habría unido a una declaración compromiso de que el Gobierno de la Unidad en ningún caso sería de un caudillo sino de un colectivo.
Pero el candidato y el o los partidos respectivos entendieron que su triunfo ya era una realidad porque todas las demás oposiciones estarían obligadas a votar tricolor porque así lo decidió la exMUD.
Sin embargo, este cálculo-plan no se ajusta a la realidad y ha producido un candidato solitario, tal y como lo registra el Boletín No 107 de la Unidad de Análisis Político donde se plantea la separación o distanciamiento entre MUD y Candidato Tricolor.
Y a esto se agrega la orientación de una campaña cuyos directores publicitarios recomiendan ignorar al GP porque se le considera el candidato de los conflictos-confrontaciones. Lo contrario, la paz, tranquilidad y progreso es lo que define al candidato opositor. Y eso, dicen, es lo que se conseguirá con las elecciones del 7-0.
Pero ese no es un escenario con posibilidades reales. Por encima de él prevalece la fuerza, la imposición, el autoritarismo. Y esto podría producir intentos de enfrentamientos y los correspondientes aplastamientos.
Por ello, no es difícil mantener que nos esperan tiempos muy difíciles. Llenos de violencia y mucha más perversión.
Y todavía con una mayor desgracia: mientras aquí no se cree una nueva política, seguiremos reproduciendo la vieja y gastada escuela llena de positivismo e inclinaciones tiránico-dictatoriales.
Seguiremos viendo una política a tal punto grotesca que no vacila en hacer de un cáncer un jefe de campaña. O liquidamos ese proceso o nos seguirá aniquilando el caudillo, hombre patria y Dios-Revolución.
Y es en este punto donde incide el planteamiento de Los Disidentes. El proyecto de la otra conciencia y condición para una nueva historia, que no esté al servicio de los viejos monstruos. Ni el GP ni el Tricolor y sus respectivos combos nos permitirán ver una nueva Venezuela.
Esto sólo será posible a partir del establecimiento de la conciencia necesaria que remita a una organización, fuerza y acción del colectivo.
Una Disidencia que está en marcha en crecientes manifestaciones, de pensamiento diverso, con un punto estratégico en común: la creación de una verdadera democracia que deje a un lado la pantomima que hasta hoy hemos conocido en todas las repúblicas.