1/03/12
La Semana Santa que estamos comenzando es propicia para reflexionar y escribir, en especial sobre temas trascendentes, y particularmente, sobre aquellos que más afectan nuestra existencia y espiritualidad aún cuando no sean estrictamente de carácter religioso.
Hace apenas cuatro días fui invitado a escuchar una brillante conferencia sobre la dramática situación de PDVSA, así como su influencia determinante en la economía nacional. El panorama presentado fue aterrador y preocupante por las nefastas consecuencias actuales y por la influencia devastadora en el futuro de las presentes y próximas generaciones. Al finalizar, pregunté al excelente expositor, cuyo nombre no estoy autorizado a divulgar, sobre dos aspectos: En primer lugar si su acertada y lúcida exposición se la ha presentado al comando de campaña de Henrique Capriles Radonsky, o al menos a
los responsables del área económica de su futuro programa de gobierno, a lo que me contestó afirmativamente. En segundo lugar, si era posible que me especificara el monto de la totalidad de ingresos globales percibidos durante los once años de este régimen, cifra que ubicó en los ochocientos millardos de dólares aproximadamente. Cifra astronómica, inimaginable, difícil de captar y entender para muchos en su exacta magnitud y dimensión. Esta cifra me ha sacudido y golpeado con tal fuerza, que me mantiene en un estado permanente de reflexión e indignación.
El porqué, trataré de explicarlo mediante una sencilla y clara comparación, ya que lo que se ha hecho durante estos once años no solo es poco sino risible y deleznable, comparado con lo que se hubiese podido hacer y no se hizo, y con lo que nuestro amado país debería tener hoy y no tiene.
Reflexionemos sobre lo siguiente.
La reconstrucción de toda Europa luego de la segunda guerra mundial, costó veinte mil millones de dólares.
Los cuatro megaproyectos de ingeniería del siglo XX y lo que ha trascurrido del XXI, a saber: El eurotúnel Francia Reino Unido por debajo del Canal de La Mancha; El nuevo aeropuerto de Hong Kong que implicó la construcción de una isla en pleno mar de doce kilómetros cuadrados; La represa de las tres gargantas en China en el río Yan Tzé y el gran río artificial subterráneo de doce mil kilómetros de largo por debajo del desierto en Libia; esos cuatro megaproyectos juntos no llegaron a ochenta y cuatro mil millones de dólares.
Me pregunto ¿Qué diablos se ha hecho en Venezuela con diez veces esa cantidad, o sea con ochocientos millardos?
Veamos las grandes obras hechas ¡En once años de socialismo!:
1. Hospital cardiológico infantil: costo 80 millones de dólares
2. Ramal ferroviario Cúa- Caracas: costo 600 millones de dólares
3. Puente sobre el río Orinoco: costo 360 millones de dólares
4. Línea cuatro del metro de Caracas: costo 340 millones de dólares
5. Metro de Valencia: costo 320 millones de dólares
6. Ampliación aeropuerto Maiquetía: costo 40 millones de dólares
7. Nuevo viaducto Caracas-La Guaira: costo 60 millones de dólares.
8. Centros de Diagnóstico Integrales y barrio adentro (actualmente
paralizados): costo 40 millones de dólares.
9. Cable-metro de San Agustín: costo 60 millones de dólares.
10. Sistemas de armamentos innecesarios y obsoletos. Costo: indefinible.
El total de lo invertido en los emblemáticos y "megaproyectos" socialistas suma unos dos mil quinientos millones de dólares, con la aclaratoria que la casi totalidad de esos proyectos, los marcados con el signo menos (-) fueron diseñados, planificados, comenzados y parcialmente pagados por gobiernos anteriores ¿Entonces? Las cuentas no cuadran ¿Donde están los reales?
Lo que se hubiese podido hacer. Algunas sugerencias prioritarias:
*Programa y esfuerzo masivo de educación en todos los niveles: construcción de universidades, liceos y tecnológicos (3.000 a nivel nacional), maternales; en cada capital de estado. Programas de becas en el exterior para pre y post grado.
*Homologar sueldos y salarios con los del primer mundo, especialmente para maestros y profesores, médicos, policías y jueces, que son los responsables de los pilares fundamentales sobre los que se desarrolla y descansa una sociedad: salud, educación, seguridad, justicia. Igualmente para las profesiones tecnológicas prioritarias.
*Construcción de cuatro millones de viviendas en todo el país, creando ciudades de ser necesario según el caso.
*Autopista oriente-occidente sin que el tránsito circule por Caracas.
*Nueva autopista Caracas - La Guaira.
*Grandes hospitales centrales para 500 camas en cada capital de estado.
*Construcción de hospitales menores en cada capital de distrito y municipio.
*Construcción de al menos una prisión moderna y con capacidad para dos mil presos en cada capital de estado.
*Construcción de un gran y moderno aeropuerto en cada capital de estado.
*Tren magnético para la comunicación de las capitales de estado principales, especialmente en el eje norte de oriente a occidente (velocidad 420 km-hora), similar al AVE construido en España y al de Shanghái (China).
*Ampliar y modernizar la red eléctrica nacional. Embalses y represas.
*Construcción de modernos puertos, especialmente para grandes contenedores.
*Recuperar y ampliar las grandes industrias básicas.
*Proyectos para el desarrollo agrícola y ganadero. Turismo. Zonas industriales.
*Recuperar vialidad y nuevos sistemas de transporte masivos para la gran Caracas y principales ciudades del país.
*Concluir autopistas y carreteras existentes.
Todo lo detallado anteriormente, exageradamente podría costar alrededor de los seiscientos millardos de dólares ¡Todavía sobra dinero!
Por eso nos damos cuenta con sobrada indignación, del tamaño de la megaestafa que este régimen ha hecho. Nos debemos dar cuenta, obviamente con rabia y furia incontenibles, de la inmensa oportunidad que está perdiendo nuestro país para convertirse, sin duda, en un gigante económico y social latinoamericano. Se hubiera podido generar tal grado de ocupación y necesidad de mano de obra en todos los niveles y especialidades, que seguramente no existiría subempleados ni la mal llamada economía informal, al extremo de tener que importar mano de obra.
Se ha perdido una oportunidad histórica única y probablemente irrepetible que debería provocar obligadamente repito, un rechazo e indignación semejantes o equiparables a la oportunidad perdida, de lo contrario pasaríamos a constituir una sociedad sumisa, adormecida y entregada como consecuencia de la molicie, incuria, irresponsabilidad y hasta complicidad con lo ocurrido hasta ahora. Todo ello en las narices de las Fuerzas Armadas, con su participación e innegable connivencia, cooperación, provecho y responsabilidad.
Estamos frente a nuestro país, al igual que frente a un paciente gravemente enfermo, moribundo de cáncer metastásico y en fase terminal.
¿Debemos esperar que ese paciente, que no es un hombre, sino toda una nación llamada VENEZUELA muera o llegue a su irrecuperabilidad en muchos años y resignarnos a ser por tiempo indefinido del tercer o cuarto mundo?
¿Qué hacer? Sencillamente ir por el principal responsable de esta tragedia, Hugo Chávez Frías, y por sus colaboradores en esta gran estafa y realidad que nos agobia. Por todas las vías posibles, así como se atacan y enfrentan las graves dolencias y padecimientos, con decisiones, metodologías, y técnicas globales e invasivas.