20/4/12
Si hay algo que he observado de los venezolanos en los últimos años, es que somos cortos de memoria, o tenemos memoria selectiva, o creemos que por no decir o callarnos las cosas no pasarán, otra es que vemos un líder en cualquiera que diga algo que no nos atrevemos a decir, o toma la iniciativa de algo, peor aun estamos en la búsqueda de un Mesías, que no termina de llegar, y que nos llevará de nuevo a un estado democrático, donde impere un Estado de derecho.
La polarizaciòn política nos trae en consecuencia solo dos opiniones que merecen ser oídas, la de los chavistas y que revolucionarios, que es repetitiva y va en un solo sentido: defender a capa y espada lo que diga su único líder, y la de aquellos que no estamos con el gobierno, mas variada, pero vemos valientes y héroes en todo aquel que por conveniencia dice lo que no debió callar, pero que le convenía por los beneficios que incluía, haciéndose cómplice y hasta autor de delitos.
Los presos políticos, sus abogados, sus esposas, estamos cansados de decir que no hay separación de poderes, que han existido fraudes procesales, que hay criminalización en los casos de los 172 presos políticos que han existido a lo largo de los últimos 13 años en Venezuela, pero viene un criminal, un sinvergüenza, un corrupto, porque no le puedo dar otra denominación, copartícipe de todos esos actos de lesa humanidad en contra de un sector de la población venezolana, y he oído que es un gesto valiente, la DELACIÓN señores no es un acto valiente, es un acto de desesperación, pedirnos que tengamos fe y sigamos luchando es la declaración mas cínica de la que he sido testigo a través de los medios de comunicación.
Debemos recordarle al ex magistrado Aponte Aponte que en 172 casos registrados por la Fundación para el debido proceso, hemos visto una sistemática denegación de justicia, ya que el término denegar justicia no solo lo debemos ver como una ausencia de respuesta ante una petición de las partes o no pronunciarse en un plazo debido, también estamos en presencia de ella cuando condenamos inocentes, cuando creamos impunidad, cuando nos hacemos copartícipes ante la criminalizaciòn de tantos venezolanos y solo por cuidar un cargo, o todo lo que puede generarse de el.
Creen ustedes que si los Guevara, sospechosos habituales en casos emblemáticos venezolanos, hubieren aceptado las ofertas que les hicieron en varias oportunidades tanto por los fiscales comisionados, así como miembros del gobierno, para verse beneficiados en su proceso, y que ayudara a llenar el autobús de Isaías Rodríguez, hubieren aceptado mentir o inventar, los llamarían valientes?, los llamarían lideres opositores?, los llamarían perseguidos o presos políticos?, no, los llamarían criminales y mas por ese estigma que tiene todo policía en Venezuela.
En el caso de Aponte Aponte es palpable que no esta mintiendo, ya que hemos sido víctimas directas de él, conoció del caso Anderson, siendo ponente no solo del caso como tal, sino de todas las querellas intentadas por su defensa en contra de los testigos estrellas y de los fiscales comisionados en su caso, entre muchas, ¿como hizo Aponte Aponte para ser el único magistrado de la sala Penal de nuestro máximo Tribunal, para conocer de todo recurso que se intentara?, era una distribución especial, casualidad, manipulación o ciertamente existen acuerdos para que se aplique una supuesta justicia. Después de siete años y cinco meses de una condena de veintisiete años y nueve meses impuesta a los Guevara, ellos y sus familiares siguen teniendo fe que a nuestro país llegará la Justicia, no le quede la menor duda señor ex magistrado, pero también creemos que Usted y todos aquellos que usted nombró deben ser juzgados y condenados.