27/4/12
Es un refrito insistir en que la Constitución y las leyes son letra muerta o que se interpretan a discreción para favorecer al “proceso”.
Además es un lugar común decir que en Venezuela no hay reglas claras para la inversión, para la administración de justicia, ni para ejercer o reclamar los más elementales derechos ciudadanos.
Lo grave es que el “pueblo” adormecido se ha acostumbrado a “lo que haiga”, y a recibir atropellos y aceptar ilegalidades del Gobierno con total impavidez.
Por ejemplo, en diciembre de 2010 aceptó sin aspavientos que la Asamblea “roja, rojita”, le diera al Presidente de la República unos poderes habilitantes para “elaborar decretos con fuerza de Ley” por 18 meses sobre la emergencia por las lluvias de ese año, a pesar de que esos parlamentarios terminaban su ejercicio en enero de 2011.
Peor aún es que desde ese diciembre, ha aceptado sin decir ni pío que Hugo Chávez se extralimite y legisle de facto sobre cuanta materia se le ha puesto por delante. Incluso se ha tolerado que decrete leyes orgánicas que “desarrollan derechos constitucionales” o sirven de “marco normativo a otras leyes” a pesar de que éstas requieren consulta pública, discusión del Legislativo y la aprobación de una mayoría calificada de los diputados.
El caso más indignante está en pleno desarrollo: La inminente aprobación de la Ley Orgánica del Trabajo, ofrecida por Chávez para este 1° de mayo, Día del Trabajador.
A menos de cuatro días para ese 1° de mayo nadie (excepto Chávez, y tal vez los Castro y algunos de sus más cercanos asesores de Cuba y Venezuela) conoce con exactitud qué contendrá la nueva LOT.
Esta Ley, que regirá el curso futuro de la vida de trabajadores y de sus empleadores, está siendo elaborada a la carrera y en total secreto, a pesar de que desde 1999 el Legislativo tenía la obligación constitucional de legislar sobre los derechos laborales.
A menos de 72 horas del día que, supuestamente, será anunciada por Chávez, ni empresarios, ni sindicatos o trabajadores saben lo que les depara la Ley. Incluso, representantes de la Comisión Presidencial que asesora la materia indican que no conocen el contenido completo de la Ley.
Sólo han trascendido, vía chisme, rumores, o chispazos adelantados por el mandatario en sus breves estadías en el país, algunos retazos de lo que traería la Ley. Uno de éstos, fue el anuncio de un Fondo Único de Prestaciones donde irían a parar las prestaciones de todos los venezolanos y que sería administrado por el Gobierno. Un anuncio que ha sido desmentido por muchos, menos por Chávez. Y otros, como el restablecimiento de la retroactividad de las prestaciones sociales y la reducción de la jornada laboral.
El mayor sarcasmo de esta ilegal legislación es que es elaborada a discreción y será refrendada “por unanimidad” por quien ha sido en el último decenio el mayor incumplidor y violador de los derechos de los trabajadores.
¡Salve César!