15/5/12
En las últimas semanas se ha estado comentando el hecho desolador de que el candidato opositor no anda bien con los números en la campaña electoral.
Si bien es cierto que aún nos separan casi 5 meses del día de las elecciones presidenciales, la diferencia entre el candidato de la unidad opositora y Chávez es muy grande, quizás, demasiado grande y lo peor es que al parecer, la tendencia apunta hacia una ampliación de esta brecha.
Desde luego se trata de una diferencia contra Chávez, y si él por razones de salud, tuviese que declinar su participación, es posible que eso cambiaría esta situación desfavorable, pero ese es otro costal, a lo mejor el costal, más ligero y “golpeable”, que se está buscando con algunas tímidas propuestas de posponer las elecciones hasta diciembre.
Lo realmente preocupante en este caso, es que, todas las encuestadoras, al menos las más conocidas e importantes, señalan este “fenómeno”, unas mas y otras menos, por lo tanto, en este caso no subsiste ni siquiera la acostumbrada sospecha contra las acostumbradas empresas.
En las últimas dos o tres semanas, han comenzado a surgir algunas voces advirtiendo públicamente sobre este hecho, y también se han publicado algunos artículos en donde se señala esta anomalía y además se pide una rectificación, una rectificación urgente en la campaña opositora.
Si este candidato “no emociona” como dicen por allí, o sólo emociona a los integrantes de su comando de campaña, o a la cúpula de la MUD, a mí en lo particular no me extraña mucho, pues su oferta es demasiado parecida a la oferta chavista, una oferta que, aunque exhibe la gran diferencia de incluir al sector privado como “aliado”, es en el fondo una oferta de reparto que no dista mucho de la que ofrece el “malo conocido” de la otra esquina.
(de paso, al malo conocido uno ya le conoce sus mañas, sus puntadas del que te conté, es fácil vacilárselo, no pide mucho trabajo, y cuando habla se le entiende clariito…)
En otras palabras, se pusieron a competir en el mismo terreno en donde el campeón reina indiscutido, e imbatible, desde lo alto de su liderazgo religiosamente basado en un océano de recursos, consumidos y malbaratados sin piedad y sin responsabilidad alguna, desde un estado gozonamente dispuesto a actuar con “alevosía y ventaja”.
No han buscado lo que tantas veces se ha hablado de una “oferta superior”, sino que se fueron por la misma oferta “inferior”, deliberadamente populista-paternalista-repartidora, aderezada con algún ingrediente de unión y reconciliación, de paso, bobamente distantes de la justicia, sin darse cuenta de que al proceder así, no sólo están excluyendo a los presos y perseguidos políticos (leprosos también para la oposición), sino que están excluyendo a MILES de víctimas del hampa, la violencia, la arbitrariedad, la persecución y la exclusión, si, la exclusión de derechos de toda índole, a la cual se sometió una gran parte del país, sea por instinto de conservación o de supervivencia, o más simplemente, al quedarse sin alternativas.
Toda la campaña apunta, no tanto a buscar el apoyo de ese vasto sector que hormiguea en la otra orilla, que sería lo lógico desde luego, sino que bizantinamente se desvío para ponerse a buscar ese ser evanescente, el “ni-ni”, “no alineado”, “indeciso” o como se le quiera llamar, verdadero eslabón perdido en pos del cual se ha sacrificado un lenguaje, y se ha creado uno nuevo, tan cuidado y calculado hasta en su más mínimo detalle que ha terminado por estar dirigido a nadie. En otras palabras contra el campeón del habla espontánea, incluso vulgar, de conexión y referentes más o menos inmediatos para el grueso de la población, elaboramos un lenguaje de laboratorio, un lenguaje alienígena en la práctica, dirigido a entidades criptozoológicas.
Lastimosamente un lenguaje de verdadera unión, un lenguaje de verdadera alianza, dirigido a todo el país en idioma venezolano real, proveniente de una oposición que a su vez se declaró “unitaria en la diversidad”, eso se perdió por algún lado…
Y la actitud determinada por ese lenguaje, ha terminado por crear, un candidato que no ha superado la “fase MUD”, es más, ese es el problema: nuestro candidato después de las primarias, no emprendió la debida metamorfosis que lo transformaría en un presidenciable prometedor, pues se quedó, y sigue siendo, sólo el candidato de la MUD.
Por otro lado ¿no será que el país anda pendiente de otras cosas? ¿no será que el país anda en urgencias, angustias e incertidumbres, que tienden a distanciarlo de una campaña electoral? más aún de una campaña en donde un candidato, el campeón, no se ve y se teme de un momento a otro no volverlo a ver más, y el otro, el “retador” es un androide 50% artificial, con genética 100% manipulada por el mercadeo político, prometiendo con verbo aséptico un camino que más bien parece la ruta de la empanada recalentada…