29/4/12
A casi un año de haber revelado, en persona y en cadena nacional, la enfermedad que padecía el guía del proceso revolucionario venezolano, reaparece el pasado lunes 23 de abril luego de haber permanecido el mayor tiempo de ausencia y silencio que jefes de estado precedentes hayan tomado en nuestra historia republicana.
Tras varios días de considerable consumo del producto de mayor fabricación en el país (El Rumor), el vocero oficial del Imperio de Cuba le comunica a “la colonia cubana” (pueblo venezolano) que tendrán que acostumbrarse a los rumores y a sus apariciones como consecuencia de los mismos. En pocas palabras, este es el nuevo sistema de gobierno en nuestro ex país.
El régimen, en sus prediseñados y poco estudiados planes estratégicos, avanza hacia la consolidación de su objetivo de dominación y liquidación de la república. Es HChF, el paciente venezolano, una de las arterias principales para bypassear la trayectoria hacia la meta previamente trazada y planificada por un trasnochado equipo de médicos sociales que hasta ahora han logrado avanzar sirviéndose de la aceptación, apatía y miedo de una sociedad que no logra reaccionar.
La intervención ha sido exitosa. Desde el Imperio de Cuba se gobierna a un país que le ofrece el torrente mineral y sanguíneo para mantener con vida su sistema y HChF, el donante voluntario, solo ha sido la arteria para conectar con la prolongación de esa vida… Es el paciente venezolano quien ha servido de canal y vehículo para LA TRANSICIÓN.
Lamentablemente Venezuela no cuenta con una real y verdadera oposición. Quienes han representado la “oposición” solo han conseguido desgastar a la sociedad con sus estrategias equívocas y, en muchas ocasiones, alianzas con el régimen que han sumergido a la sociedad en un laberinto de confusión, incredulidad, desconfianza y hasta entrega de su libertad.
Sin embargo, no es excusa esperar que emerja un líder, que aparezca el guía o referencia creíble entre los actores de costumbre. Se precisa encontrar en nosotros esa capacidad y desarrollarla con el ejercicio de la ciudadanía en conexión con los claros derechos y deberes establecidos en una Constitución, violada constante y continuamente a pesar de nacer como herramienta diseñada a la medida del régimen. Es hora de ejercer la contraloría ciudadana, es un DEBER.
Ante esta patética realidad, no basta ofrendar ciega y emocionalmente nuestros deseos, tampoco la fe y mucho menos nuestras esperanzas. Aún cuando los grandes filósofos, teólogos, terapeutas las han considerado necesarias son insuficientes al no contemplar una estrategia, porque ellas por sí mismas son solo subjetivas e impulsadoras más no son la acción articulada y motor impulsor para alcanzar el resultado.
Venezuela requiere con urgencia cubrir varias vacantes que demandan un perfil ciudadano de vocación de servicio, conciencia ciudadana, experiencia y ejercicio de valores y principios, manejo excelente de la ética y moral, habilidad para rescatar los recursos y administrar con probidad. Los únicos requisitos: “la valentía y el amor por la patria”.
Seamos parte de ese equipo médico que rescate a nuestra común y amada paciente en franco estado de gravedad…VENEZUELA.