2/6/12
El golpista-presidente (GP) quiere evitar lo que califica como ‘fastidio electoral’. Y para eso le pide el 29/05 en cadena nacional al Conde del Guácharo que, por favor, se lance otra vez como candidato a la presidencia para ponerle a esta campaña un poco de picante.
Es una buena síntesis de lo que es nuestra política en este aciago momento. Algo tan vacío y risible, que debe ser atendido. Y el remedio lo propone el GP al conocido ‘humorista’: venga, picante en mano, a salvar esta campaña que nadie soporta. Así podremos armar un espectáculo como el que espera la gente para votar por nosotros.
En esta política aún prevalece el bochinche señalado por el precursor Francisco de Miranda, como uno de sus principales componentes, al que se llega por la ramplonería y vacío de pensamiento y de formación política e ideológica.
Aquí no hay requerimiento de credencial para ejercer el oficio de dirigente político. Apenas estar dotado de algunas cualidades histriónicas.
Y en este marco no es fácil evaluar lo que vivimos y menos programar los pasos a dar para la construcción de otra realidad. Estamos entrampados en una concepción de la política que es asumida al unísono por las fuerzas que militan hoy en la polarización que estamos padeciendo.
Con el agravante de que los polos, lejos de enfrentarse, responden en el fondo a lineamientos comunes.
No olvidemos que las llamadas fuerzas revolucionarias de hoy proceden en su mayoría de las filas de Acción Democrática y Copei, una parte de la lucha armada de los 60’ y una franja de independientes. Estos contingentes se suman a una política que promete romper con el modelo de la democracia del fracaso y el desgaste y cumplir con las reivindicaciones populares burladas por tanto tiempo.
A la hora del ‘despegue de la revolución’, surge el descontento y el propio enfrentamiento al nuevo tren gubernamental, empeñado en reformas que no apuntaban hacia un mejor producir y vivir de la comunidad, sino a favorecer a una parte importante de las estructuras militares y civiles que se convierten en cúpulas del ‘proceso’.
Esto quiere decir que la concepción del Estado todopoderoso, representado por un héroe-caudillo-mesiánico, y su correspondiente capa de ‘seguros servidores’, se mantiene incólume.
El ex país, disfrazado de descentralizado y de poderes que van ‘a manos del pueblo’, se exalta y publicita pero en el fondo se sabe que todo eso es una mentira para esconder una nueva clase llamada a ejercer la hegemonía económico-social y política. Esto es más que evidente a lo interno del PSUV.
¿Y qué ocurre del lado de las llamadas oposiciones? Allí predominan las fuerzas del pasado: AD, COPEI e independientes cuyo objetivo es lograr el regreso al mando-poder. Se define así una polarización entre fuerzas con posibilidades de reencuentros.
Esto hace posible que el candidato de las oposiciones se haya trazado una táctica que supuestamente le permite ganar gente que hoy milita en el chavismo y que puede ver en el ‘Modelo Democrático’ un atractivo. Por ello se pone a un lado la confrontación verbal y se procede a copiar y mantener contenidos.
Después del 11A-02, y ya en vías del Revocatorio Presidencial, se establece el diseño de las Misiones para mantener e impulsar la revolución. Esto quiere decir que la revolución bolivariana tiene en esa institución su agente histórico fundamental, el cual se sustenta en el reparto de la renta petrolera. Al proletariado no se le toma en cuenta .
A la hora de la candidatura de Rosales se quiso competir, sin éxito, con el populismo misional a través de la tarjeta ‘Mi Negra’. Hoy se enfrenta y saquea la renta petrolera, tomada por la “revolución” para mantenerse sin necesidad de tomar posiciones políticas que le obliguen a definirse frente a la falsa dicotomía de capitalismo/socialismo.
Lo que hoy prevalece en lo ‘concreto histórico’ es el capitalismo con todas y las vicisitudes que le plantea la globalización. Los llamados socialismo soviético o chino son cosa del pasado. ¿Cómo negar en nuestro caso que se hace política sólo aferrada a la renta-petróleo y además, de manera circunstancial y sin poner en vigencia un plan de proyección y trascendencia?
En efecto, nuestros modelos son simples utilizadores o usurpadores de la renta petrolera. Lo mismo del pasado. En ningún caso se ha tomado esa renta como punto de partida para forjar un Nuevo Modelo Productivo que implique a toda la población y que sirva para construir una Venezuela de otras bases y fundamentos.
Lo que se ofrece en la campaña electoral de la fastidiosa y vacía polarización son siempre mayores cantidades. Se subirá la producción de petróleo para más gasto público-social pero no para echar las bases del modo de producción que le sirva a las generaciones que ya no cuenten con los barriles crudos o refinados.
El asunto es dramático con buena inclinación hacia lo trágico. Y sin embargo el GP le pide al Conde un poco más de circo. Necesita más contendientes que ayuden al festejo electoralista.
No le basta con el actual y trágico cuadro ayuno de ideas, de perspectivas y copado de simplezas y lugares comunes. Necesita simplemente que nadie se atreva a disentir de este perverso cuadro de control y sometimiento.
El GP sabe que tiene su triunfo electoral asegurado y que sus supuestos oponentes ni siquiera dudan de una maquinaria electoral con resultados ya establecidos. El instrumental del fraude-trampa a esta hora no podrá ser derrotado por contar con el apoyo del dueño del circo y de sus cómplices.
Quienes disentimos de esta perversa situación decimos que nos esperan tiempos muy duros porque no hay polarización que pueda contener indefinidamente la fuerza creadora del colectivo que no está dispuesta a transarse por limosnas que le aparten del objetivo de construir otra forma de producir, sentir y vivir. ¡Qué historia amigos!