21/06/2012
Otra reforma del COPP para que la disidencia se pudra tras las rejas y los delincuentes sigan en control de lo que fue Venezuela.
Como se esperaba el TSJ complació otra vez a la jefatura, aprobó el carácter orgánico de la reforma del Código Orgánico Procesal Penal, violentando, como de costumbre, el artículo 203 de la “Bicha.
Esta reforma, a la medida de una jefatura que promete profundizar más la cubanización, evidencia que desde el régimen no están dispuestos a dejar el poder. Los camaradas no están aprobando el COPP para que se les enjuicie ni para acabar con la inseguridad, sino para ellos enjuiciar a quien disienta en causas separadas por cada hecho que consideren delito para que se pudra tras las rejas; para arrebatarle además sus bienes cuando logren asilo o huyan de la injusticia roja; para que cuando el preso se niegue a ir al tribunal se le pueda juzgar en ausencia nombrándole un defensor público, (la jefatura al negarse a ir al tribunal sistemáticamente paralizó el juicio por el golpe del 92); y adicionalmente sin escabinos, el juicio de Pilieri, (quien fue liberado por los escabinos en contradicción a la decisión del juez) demostró que es más fácil el control total sobre los jueces. Con esta reforma pretenden aniquilar cualquier resistencia al cambio de sistema político que vivimos: de la democracia representativa a la “democracia participativa y protagónica” o castrocomunismo, que Aponte Aponte explicó de que se trata cuando confesó la impunidad para los delincuentes rojos, y la injusticia contra gente como Iván Simonovis quien, sin ser activista político, terminó como uno de los chivos expiatorios de la masacre del 11/A, por estar en el sitio y el momento equivocado (cumplió su deber de garantizar la seguridad de la gente que estaba en Caracas ese día). Hoy Iván cumple una condena a 30 años de presidio, fue sentenciado sin pruebas en un juicio que duró 5 años, en el cual se violaron todas las garantías constitucionales y procesales. Lleva ya 7 años de reclusión en condiciones infrahumanas, sin derechos, ni a la salud, tal como lo ha denunciado persistentemente su esposa Bony: “no ve sol sino 2 horas cada quince días. Eso ha mermado su capacidad ósea, tiene los huesos debilitados, dolores horribles, debe dormir con tranquilizantes. La enfermedad ha avanzado pues los permisos para exámenes le fueron concedidos tres años después de haberlos solicitado. Eso es claramente un trato cruel, inhumano y degradante”.
El régimen apresa a los policías y disidentes y permite que los delincuentes rojos y comunes estén en control total del poder, de las cárceles y de las calles.
Es tiempo de entender que en un régimen que niega la justicia cualquier reforma a la Ley es para dañar más. Sin justicia es imposible el ejercicio de ningún otro derecho y cuando hay presos políticos todos estamos presos.