30/9/12
El escenario que nos presentan hoy los creadores y protagonistas del drama que estamos sufriendo no lo presenciamos como simples espectadores sentados cómodamente, sino como pilotes vivientes que soportan mudos el peso de toda la estructura del teatro. Si, teatro con una pieza que ya hemos visto y aunque algunos aleguemos conocer bien el final, la mayoría decidió esperanzadamente que para esta temporada los libretistas modificarán el último acto del éxito anterior.
La trampajaula cuenta con patrocinantes que seguros están de obtener futuras grandes ganancias debido a la alta taquilla que acudirá a la puesta en escena, así ha sido desde el momento en que la dirigencia decidió bailar acompasadamente el vals electoral.
La trampajaula se ha venido reforzando y actualizando a las necesidades de legitimidad democrática que la forma exige y las cuales contrariamente a lo esperado, ayudan a oscurecer su embaucador fondo. Hoy la observancia de Carter el gran amigo de Castro ha sido remozada, ahora es un acompañamiento del UNASUR dirigido por el comandante Fausto pupilo de Fidel. Este es sólo un ejemplo de los cambios que nos trae esta presentación, así como una serie de efectos especiales como la conexión directa entre el captahuella y la máquina de votación, que gracias a un milagro tecnológico digno del espectáculo lo que sale del punto A no tiene que ver con lo que ocurre en el punto B por lo tanto el espectador quedará embobado al ver y sentir el agua que no moja y el fuego que no quema.
Esta obra que ha sido censurada por los parlamentos de otros países por ser contraria a la salud mental del publico, cuenta a su vez con el aval de los mismos que con vítores unos y con sepulcral silencio otros, observan cómo el publico venezolano se dispone nuevamente a llenar las arcas de esta internacional compañía teatral.
Hasta aquí mi reseña de esta trágica comedia. Veo con respeto como la mayoría de la oposición como un solo hombre respaldará electoralmente a quien evidentemente representa una esperanza, y llegará el 8 de octubre donde amaneceremos ante una nueva realidad, una realidad que ha de marcar un corte definitivo con lo que nos trajo hasta aquí, y el firme curso del país hacia su real despertar.
Las tiranías no brindan espacio para la democracia, de ahí nace mi posición, la cual sólo es reflejo de lo que sufre hoy la Nación, y la misma no varia ante la necesaria esperanza y se refuerza ante la realidad electoral.