8/10/12
El día de hoy los venezolanos, en su mayoría, despertaron con una sensación de desazón e incomodidad producto de una campaña electoral que les agotó moral y físicamente, que exigió de ellos la entrega más absoluta y la devoción más fanática, brindándoles un espectro de esperanza y de expectativa ante la posibilidad, quizás ingenua, de un cambio en la estructura del gobierno ejecutivo y de un final para el yugo impositivo llevado hasta ahora por el ciudadano Hugo Rafael Chávez Frías. Cierto es que desde un principio esta organización se mostró absolutamente escéptica y sobre todo denunciante de la imposibilidad de una situación de carácter democrática ante un Consejo Nacional Electoral que no cumple con las normas preestablecidas para construir seguridad y confianza en los resultados.
De la misma manera, hicimos el llamado desde un principio al descontento popular ante lo que sabíamos iba a ser una muestra más del fraudulento modo de proceder de las instituciones de gobierno, haciendo énfasis conceptual en aquellas personas que, demostrando inocencia y quizás cierto idealismo, aún el día de ayer, luego de los resultados, creyeron ver en ellos una manifestación de la decisión popular.
Lo que no esperábamos, pero que efectivamente sucedió, fue una traición definitiva y absoluta del candidato para la Mesa de la Unidad, Henrique Capriles Radonski.
Este ciudadano vendió y negoció su victoria.
Entiéndase entonces que esta organización ha tenido acceso a información que por seguridad no puede ni debe ser dicha por estos medios, pero apelando de cualquier manera a la lógica implícita del ciudadano promedio, le invitamos a analizar con ojo minucioso la historia política de la oposición venezolana y los resultados improcedentes en regiones comprobadamente reaccionarias a la ideología gubernamental como lo son el Estado Miranda, el Estado Carabobo, el Estado Sucre y el Estado Zulia, en donde el día de ayer, venció por aparente aunque inteligentemente sopesada mayoría el candidato oficialista. El que tenga ojos que vea.
Más allá de las acusaciones que siempre mantuvimos y que muchos venezolanos comprobamos con respecto a la invención e inexistencia de votantes con nombres cada uno más variopinto que el anterior, aún a pesar de haber apuntado, con holgado idealismo nacional el humillante hecho de dar a los presos, a los asesinos y violadores de las cárceles derecho al voto, para poder seguir sustentando su modo dantesco de vida, y más aún, a pesar de haber mantenido siempre un discurso de reto hacia las dudosas acreditaciones a ciudadanos que ni siquiera poseían la nacionalidad venezolana y que aún así votaron, el día de hoy hacemos un llamado a la DESLEGITIMACIÓN TOTAL Y ABSOLUTA de la OPOSICIÓN VENEZOLANA, OPOSICIÓN TRAIDORA y VENDIDA A INTERESES PERSONALES.
Esta oposición, definida en la figura específica de Henrique Capriles Radonski y su Comando de Campaña, TRAICIONÓ la buena fe de los venezolanos que votaron por él y que son mayoría, TRAICIONÓ la confianza depositada por aquellos que vieron en él un proyecto diferente.
Y aún cuando siempre esta agrupación demostró total desvinculación a cualquier proyecto o visión de la Mesa de la Unidad, de la oposición a la cual consideramos tan dañina a la nación como el gobierno, hoy estamos acá para DEFENDER el VOTO de los VENEZOLANOS, para DENUNCIAR la pérfida ingratitud del liderazgo opositor, liderazgo lánguido, aletargado, débil y enfermizo, liderazgo que no tiene reparo ni intención en proteger a quienes dice representar.
Es hora de que los venezolanos nos unamos en un liderazgo nuevo, en una verdadera oposición NACIONALISTA que haga frente a la corrupción imperante de ambos bandos, que se muestre dispuesta y combativa, rauda y decidida. Una oposición patriota e indivisible, una que no tenga temor alguno de batallar por sus derechos ciudadanos.
Llegó la hora de la verdad, la hora en donde decidiremos si hemos de seguir sumisos y obedientes ante la bota del sistema o si habremos de librar, por vez absoluta y final, la estrategia que ha de construir nuestro destino.
¡VENEZOLANOS, A LAS COSAS, A LAS COSAS!
Patria, honor y familia. ¡AVE VENEZUELA!