23/11/12
A pesar de que los tres pozos perforados costa afuera de Cuba han resultado ser improductivos y a pesar de que la gabarra de perforación que los perforó ha tenido que irse del lugar, Cuba posee el mejor pozo petrolero del mundo, el más productivo, el más barato, el que no les costó nada. Se llama Chávez #1.
Este pozo Chávez #1, perforado por el geólogo Fidel Castro Ruz con una poderosa mecha comunista que penetró profundamente en las entrañas del paracaidista barinés, ha probado ser extremadamente prolífico. En los últimos ocho años ha producido a una tasa de unos 100.000 barriles diarios, con un gran empuje gaseoso y retórico que permite su fácil y contínuo flujo. El costo de producción es ínfimo: unos cuantos guardaespaldas, unos entrenadores deportivos, algunos asesores azucareros, varios miles de pseudo-médicos y varios hechiceros de vudú. En realidad, no solo no hay costo sino que, en adición a la producción, a Cuba se le envía dinero, se le construyen refinerías y viviendas y se le permite asesorarnos en materias militares, de identificación, de política exterior y de producción agricola, a fin de que logremos aprender y adoptar todo lo que en la isla ya ha fracasado rotundamente. Hasta se le permite imponer candidatos para reemplazar al coyote.
El valor monetario para Cuba del pozo Chávez #1 es fácil de estimar. Una producción de unos 36 millones de barriles al año por ocho años, a un valor promedio por barril de unos $70 nos permiten establecer el valor de lo entregado en unos $20.000 millones, una linda suma que el perforado Chávez #1 le ha entregado al perforador Fidel Castro.
No solo esta monumental entrega ha sido a costa de la nación venezolana, un acto de traición como quizás nunca había existido en Venezuela desde que Ezequiél Zamora destruyó medio país en nombre de una palabra muerta, sino que ha sido llevada a cabo con manifestaciones de placer. El Chávez #1 fue taladrado con el gozo del perforador y el éxtasis del perforado.
Y esto va para largo. Un nuevo gobierno terminaría desde el día uno con esta grotesca entrega, con este acto sado-masoquista entre dos pervertidos. Pero ese cambio no ha podido darse hasta ahora y nadie parece estar dispuesto a invocar la constitución para insurgir activamente en contra de este despojo. Le hemos dejado a la acción de la naturaleza la solución de esta tragedia nacional, con la fatalidad de las tribus primitivas que pasan sus días viendo hacia el cielo. Pero la naturaleza se hace esperar, mientras el pozo Chávez #1 sigue fluyendo riqueza, de manera incontrolable, hacia la isla del perforador idolatrado.
Cuentan que el fallecido presidente Herrera era muy parsimonioso. Ilustraban esta disposición con un chiste inofensivo, segun el cual, vió una culebra que venía a picarle mientras descansaba en su chinchoro. Por ello, comenzó a llamar a su esposa para que le llevara el suero anti-ofídico. Así estamos en nuestra sociedad venezolana, en una actitud resignada y defensiva, dirigida a minimizar en lo posible el impacto de los daños y las humillaciones que nos inflingen a diario, pero nunca a impedirlos, a insurgir activamente y con dignidad frente a estos atropellos.
Debido a mi sentimiento de frustración frente a lo intolerable, estoy comenzando a pensar en lo impensable. Hace casi diez años, cuando ya se veía clarito para donde íbamos, hice lo que el protagonista del libro de Jonas Jonasson: “El abuelo que saltó por la ventana y se marchó” (Ediciones Salamandra, 2012). Volé del nido del cuckoo.
Pero eso ya me resulta insuficiente. Hay que pasar a la lucha abierta.