13/11/12
Benjamin Franklin habría expresado: “Quienes renuncian a las libertades esenciales para obtener una pequeña seguridad provisional no merecen la libertad, ni la seguridad”
El drama de la cultura global del miedo y del terror del siglo XXI que ocupa por completo nuestro territorio, mostraría el carácter arcaico de tal afirmación, cuando los venezolanos hoy están cada vez más dispuestos a negociar y obtener la seguridad perdida al precio de la libertad. En realidad una ficción de seguridad.
Mis amigos de la Cátedra Pío Tamayo y del Frente Patriótico habrían tomado las opciones de la disidencia y de la no contemporización respectivamente, pero los campos equivalentes a los magnéticos que afectarían las brújulas en un territorio conocido como Venezuela, que en realidad llega hoy a la categoría de colonia del crimen organizado transnacional, cuyo control es ejercido a plena luz por el Foro de Sao Paulo y por el ejército de ocupación cubano, tiene características que de no ser comprendidas y aprehendidas seguirán orientando los rumbos diseñados deliberadamente para fortalecer los intereses de los nuevos colonizadores a escala global.
Primero, debe tenerse en cuenta que esta realidad colonizadora no sólo es de inferior jerarquía ética que la de capitanía general establecida en el marco de la Leyes de Indias del Imperio de los Reyes Católicos, sino más bien antiética, no comparable. Podría ser considerada la máxima expresión contemporánea de la ocupación y explotación de sociedades e individuos mediante el engaño y la manipulación de la opinión pública, gracias también a la traición de sus intelectuales legitimando y promoviendo el fraude, la censura y la autocensura de medios de comunicación e instituciones en general, sobresaliendo la asociación y complicidad de las iglesias, militares, academias, gremios, sindicatos y las más importantes democracias de occidente, de las diversas instituciones de las Naciones Unidas y de la Organización de Estados Americanos.
La polarización política mundial y nacional tiene sus orígenes en el propio desarrollo de la cultura de Occidente y sus desviaciones, en la necesidad y comodidad de diferenciar y distinguir al “otro” del “nosotros”, con el que se salvaban todas las barreras y tabúes que impedirían la eliminación y exterminio masivos. La misma expresión para la justificación actual del régimen del terror global e interno en la “sociedad del peligro”.
Después de las demostraciones contrarias al declarado humanismo expresadas en las revoluciones, guerras y exterminios humanos y del hábitat y la naturaleza en general promovidos durante el siglo XX y el inicio del XXI, como expresiones desde la izquierda y la derecha, rojas y azules, aceptamos la promoción del voto y de la democracia como fuente de legitimación del poder público, fundamentadas en la preeminencia universal del “Estado Nacional” y el “Derecho Internacional” de la denominada “Primera Modernidad”, pasando luego con la dilución de las fronteras de los estados-nación al protagonismo de los “individuos” y de los “derechos humanos”.
Sería este rumbo señalado por las brújulas de una nueva institucionalidad de carácter transnacional y cosmopolita, como las representadas por las organizaciones financieras supranacionales y políticas, como el mencionado Foro de Sao Paulo y su brazo ejecutor claro y directo: la burocracia pública y militar cubana, disimulado con las políticas establecidas en la Casa Blanca de los Estados Unidos de Norteamérica bajo el control del Partido Demócrata, frente a sus propios gobiernos que no gobiernan.
El avance planetario hacia la “Segunda Modernidad” se alimenta con la auto aprobación nacional de los individuos como fuente de su legitimación, en el caso venezolano en particular desenfocando el control del voto y la democracia para dejarlos sólo como elementos simbólicos, pero también y sobre todo desarmados por completo ante las acciones de sus más feroces enemigos; este es el elemento de mayor trascendencia a tomar en cuenta para diseñar la lucha por el restablecimiento de la democracia, del Estado de Derecho y de los Derechos Humanos. Los servidores de la traición deben ser despreciados y execrados hasta que sea oportuna su acusación ante la justicia nacional e internacional y para recuperar los haberes nacionales públicos y privados tomados como botín.
Las cuestiones públicas por su carácter y sus consecuencias generales y colectivas no admiten la debilidad pusilánime ni la superficialidad de la “medio verdad”, tales como la expresada con la imagen de la “hembra medio preñada”. Enfrentar la contracorriente de anti valores promovidos por los medios de comunicación social y la “moda” impuesta exige integridad y dignidad con la organización para la cooperación de todos, para asumir los costos directos y la defensa colectiva e individual frente a sus graves consecuencias.
Podemos disentir de alguna idea que no compartimos pero no de algún criterio que aún no ha sido establecido. La disidencia predetermina un sujeto u objeto definidos con claridad, que adversamos. En qué mares navegamos deben ser determinados, entonces podríamos discernir una estrategia, unas tácticas y determinar los rumbos que serían progresivamente establecidos y corregidos.
De manera similar. La contemporización exige una acción clara de denuncia pero sobre todo una acción coherente y sistemática de lucha para desnudarla, contrarrestarla y vencerla. De nuevo un trabajo consecuente sobre la “carta de navegación”.
No se trata entonces de argumentar si el 5to. Rector del CNE fuese el más pervertido de sus cuatro compañeras, o que “sin las tetas de Rosita no habría paraíso”; que la MUD tendría logros para defender, sin conciencia ni menos comprensión alguna de escándalos como el fraude de 2012 en las “primarias” del 12FEBRERO; que el “Centro Gumilla” y el “Grupo La Colina” fuesen hoy un terreno “inexplorado y difícil de transitar”, cuando tenemos expresiones en sus liderazgos tales como los Petkoff, Rosales o Capriles con su desprecio por los “trenes del Encanto”, los “chiriperos”, “los pajaritos preñados”, además de la “Cia de Jesús” de los Ugalde y los virtuosos de la UCAB expresándose en la blasfemia del “Ojo Electoral”.
¿Cómo concebir y hacer otra política en la Venezuela actual? Es la pregunta propuesta este lunes 12OCTUBRE en la Cátedra Pío Tamayo de la UCV. La respuesta sería de utilidad teórica y práctica cuando se responda, y se formule, sin el lastre de la disidencia y de la contemporización, con conciencia de la trampa que ellas mismas representan. Sin temores, menos de herir sensibilidades de pseudo aliados.
El siglo XXI y el desarrollo de la comunicación global y del Internet conducen a disidentes, cómplices y socios a contemporizar alrededor del mismo objetivo de la transnacionalización del crimen organizado, porque así también se activan sus estrategias particulares.
No se trataría entonces de distinguir entre héroes y villanos, caudillos buenos o malos, todos visibles departiendo en la misma letrina electoralista, sino determinar los verdaderos valores y aspiraciones colectivas, de la sociedad civil, así como los mejores rumbos para completar la travesía hacia la libertad.