19/3/13
Chávez siempre fue un provocador y murió como lo fue. Así lo quiso y así lo logró dentro del realismo mágico del escenario latinoamericano. Los que radicalmente les adversamos no deseábamos verlo fuera del poder bajo las circunstancias de su enfermedad y muerte; todo lo contrario, queríamos y luchamos para que entregara el poder que había ejercido ilegalmente a través de elecciones fraudulentas, mediante una salida constitucional, que reconocíamos no era la vía electoral, ya que ésta como lo hemos indicado en múltiples oportunidades está secuestrada por el poder ejecutivo. Ese secuestro le permitía legitimarse a través de la cohonestación que la oposición participacionista realiza cada vez que interviene en un proceso electoral viciado y estructuralmente adaptado para el fraude electoral.
Los dislates de esa oposición paticipacionista, no le han permitido estar a la altura del “provocador” haciéndose cómplices al legitimarlo, por ello se han convertido en una “oposición oficialista”. Son los pilares fundamentales del régimen, como la cuarta pata de la mesa que lo mantiene, ya que las otras tres son el petróleo, la centralización de los poderes públicos y su secuestro en particular el poder judicial y el poder electoral y la complacencia de la Fuerza Armada convertidas con los grupos paramilitares y elementos armados extranjeros en el brazo armando de la revolución. Esa oposición, que hoy nuevamente se prepara a participar en una farsa electoral el 14 de abril, continuará haciéndose cómplice de la perdida de nuestros valores judeos cristianos y del estado republicano. Si la oposición no lucha y logra las condiciones electorales para participar, no puede concurrir a ese falso proceso y lo que tendría que hacer es un llamado general al país para desconocer constitucionalmente ese proceso electoral y sus resultados. La no participación puede ser tan activa como la propia participación.
Con la muerte de Chávez, se logró el realismo mágico del chavismo. Sin ningún desparpajo, con el circo que se montó se cumplió la pasión y la crucifixión del ídolo, faltando solamente su resurrección. Resurrección que también vendrá y que tiene fecha. Será el 14 de abril, cuando el candidato opositor oficialista termine reconociendo al nuevo presidente, prestándose a la parodia electoral y dándole legitimidad para un nuevo e ilegítimo periodo presidencial. En ese momento, con el reconocimiento por parte del candidato opositor oficialista de su derrota habrá resucitado Chávez. La vida después de la muerte. Realismo mágico.
Quienes hemos denunciado una y otra vez el fraude electoral, no podemos permitir bajo ninguna circunstancia que la oposición oficialista cohoneste el fraude y legitime al régimen, tenemos que denunciarlos y desnudarlos ante el país. Ese simplismo de los dirigentes que la conforman, ¿que porque hay que votar?, cuando responden “que el voto sirve para dos cosas: para ganar elecciones o para formar grandes movimientos representativos”, es extremadamente irresponsable. No se atreven, por fines inconfesables a decirle la verdad al país, que votar en estas circunstancias representa la cohonestacion del fraude electoral y la legitimación de un régimen, que desde la no juramentación de Chávez es inconstitucional. Hoy por hoy, las autoridades desde el Presidente encargado como los ministros son ilegítimas.
Que hay que hacer, para no continuar entrampados, constituir un movimiento de movimientos, como se ha venido proponiendo por diferentes personalidades, entre ellos el profesor Manuel Rodríguez Mena, que represente una tercera vía y se convierta en un movimientos emancipador a ese liderazgo opositor oficial que le sirve de cuarta pata de la mesa al régimen.