17/3/14
Cada día salen millones de venezolanos a la calle, con esperanza y gallardía; millones de patriotas que, de diversas maneras, dan el todo por el todo para que el sentir de toda una Nación no se pierda, para que su esfuerzo no sea en vano. Estas manifestaciones son la expresión de individuos valientes y soñadores; una Nación que quiere conquistar grandes cosas, y que no se conformará con migajas.
Son los anhelos de una Venezuela Libre, donde cada individuo pueda conquistar sus sueños, donde cada quien pueda dirigir su destino y crear, para sí, su futuro. Son los deseos de una Venezuela Próspera, donde cada venezolano pueda aprovechar al máximo ese niño creador que lleva dentro; donde cada uno sea generador de riquezas y pueda disfrutar del fruto de su esfuerzo. Son las aspiraciones de hacer de Venezuela un país Soberano, para que sea su gente quien elija su destino, y sean ellos mismos quienes construyan su grandeza. Son esas tres grandes añoranzas las que han unificado a la Nación Venezolana.
Quienes han detentado el poder político durante los últimos 15 años les han impedido a los individuos perseguir sus anhelos; son ellos quienes han construido una barricada entre los sueños de una Nación y su realidad. Son ellos lo que no quieren Libertad, porque para mantener su sistema necesitan dominarles. Ellos no quieren Prosperidad porque para dominarles, los necesitan dependientes. Mucho menos les interesa la Soberanía de Venezuela, porque su proyecto es internacionalista, y, para que su “revolución proletaria” se dé, necesitan pobres en el mundo, así esos pobres sean venezolanos.
Pero esta, mi Venezuela, no es tierra de esclavos, ni dependientes, ni indolentes para con su Patria. Nunca lo ha sido. Esta es tierra forjadora de libertadores, de hombres echados pa’lante, de mujeres aguerridas, de patriotas. Por eso, no es posible que, 200 años después de haber sido conquistada la primera Independencia, vengan unos comunistas a entregarle la Soberanía de Venezuela a cualquier régimen extranjero, sea éste un imperio o una isla. Esta Nación se respeta, y tiene suficientes hijos patriotas para hacerlo saber –así lo ha venido demostrando la calle.
Así como mis padres lo dieron todo para que yo tuviera lo que ellos nunca tuvieron, yo lo voy a dar todo para que mis hijos nazcan en una Venezuela Libre, Próspera y Soberana. ¡Que ningún otro venezolano vuelva a padecer lo que nuestra generación está viviendo! Aquí la vida se menosprecia; el conformismo se ha convertido en dogma; incluso la dignidad humana puede valer menos que nada. ¡Que lo que esta generación está viviendo sólo sirva de triste recuerdo para saber a dónde no se debe regresar! Después de este mes, Venezuela no volverá a ser la misma: la gente despertó, ya nadie se conformará con menos que Libertad, puesto que nada vale tanto como vivir siendo libre. Es por eso que hoy, ante la bandera y ante mi dignidad, juro darlo todo para conquistar la Libertad, puesto que, sin ella, lo demás es nada.
Libertad o nada.