24/7/14
Los partidos políticos de la MUD y su repetida, agobiante y decadente dirigencia, son como las estrellas deportivas que son exaltadas gracias a los favores de la publicidad, la renta que generan y el impacto mediático que producen. Pero más allá de eso, son como una carne en la parrillera; su vanagloria no es más que el humo que exhala de sus brazas, disipado por el viento y llevado a los confines de la nada… sin gloria, sin nada.
Las realidades fenomenológicas concretas de aquellos seres, no están a la altura de su publicidad y fanfarria; son tan parecidos a los jefes del régimen que ambos (“Oposición” y “Gobierno”) se asemejan en ideales y fines. De manera categórica, afirmo que absolutamente TODOS los “líderes” de dichas fuerzas políticas son tan hijos de este vil sistema -reproductor de miseria, en un mar de espejismos e ilusiones de prosperidad- que, no conformes con eso, continúan con su decadente forma de hacer política o, dicho en otras palabras, hacen de la política diaria, en nuestro país, pura porquería.
Vendrán, entonces, los vientos que disiparán la cortina de humo y así soplarán verdaderos tiempos de grandeza. No se ven aún, pero, como todos los vientos de cambio, se condensan en un Huracán; y se van sintiendo hasta tornarse palpables sus desafiantes transformaciones. Se aproximan tiempos en los que la Política no será el desperdicio que hicieron estos “líderes”, que tanto a odian a Venezuela. Al contrario, será la Política el medio concreto y eficiente para la consecución y materialización de los grandes y vitales intereses de la Nación venezolana.
Son esos los vientos que marcarán el inicio de una nueva historia, y supondrán el fin de la infamia, la traición, la mediocridad y el despojo. Y la nueva historia brillará, engalanada por acciones llevadas a cabo conforme a grandes convicciones; acciones planteadas en torno al Bien Nacional, al mérito, al trabajo y a la virtud. Aquéllas serán acciones hermosas de una nueva generación, comprometida con la Historia y el destino de la Nación; sin manchas ni excremento salpicados de los partidos, – en una frase: con autoridad moral. Todo lo demás, no será sino el triste recuerdo de lo que no tiene que repetirse jamás.
VENEZUELA QUIERE ORDEN