1/8/14
El gran cáncer que ha devorado a Venezuela, durante cinco décadas, sin duda alguna ha sido el socialismo, que se ha disfrazado de benevolente y benefactor con los viejos partidos políticos (AD-COPEI), y con todos sus abortos (socialdemócratas, socialcristianos, progresistas, etc.). Ellos se dieron a la tarea de engendrar esta calamidad socialista, que apunta hacia el comunismo puro. Esta calamidad lleva 15 años consolidándose en el poder, sometiéndonos a dosis tan sutiles y calculadas, que la presión ejercida pasa casi desapercibida.
En este sentido, quienes queremos un verdadero cambio, un cambio definitivo del sistema -y no únicamente de las caras que nos han gobernado y llevado al fracaso-, tenemos que priorizar las siguientes consideraciones:
1- El cambio de pensamiento genera un cambio de actitud. Estos cambios, a su vez, influirán de manera determinante en la realidad política. Los continuos desengaños (premeditados o no) de la dirigencia “opositora”, no hacen sino constatar que con sus acciones ellos solo legitiman y reconocen al régimen que se ha encargado de arruinar a la Nación. En lo que atañe a cada ciudadano, al pensar que con los mismos actores y sus mismas prácticas se tendrán resultados diferentes, ya se está pensando de manera equivocada – de la misma forma de siempre.
2- La observación de la realidad, despojada de la carga valorativa heredada de los vicios 4to-5torepubliqueros, nos dará una postura diferente. Si las mismas acciones puntualizan los mismos resultados, y éstos ratifican la consolidación perpetua en el poder, de un régimen ilegítimo y tutelado desde Cuba (sin decir nada de lo que probablemente negocian tras bastidores), es indudable que, para salir del régimen tiránico, se hace imperativo desconocer y deslegitimar por completo a la MUDa y toda su dirigencia, ¡sin excepción alguna! Este club de mercaderes de cargos es, nada más y nada menos, que el artífice del reconocimiento de un régimen que solo ha traído miseria en cantidades exponenciales.
3- Darle credibilidad a la unidad de los partidos tradicionales, como acción redentora de los males de la Nación, ha sido la desgracia. Este espejismo ha sido el mediocre estandarte de los partidos; y digo espejismo, pues en sus prácticas ellos se encargaron de crear divisiones materiales entre los ciudadanos, generar miseria y auspiciar el odio de clases de manera subrepticia.
4- Se equivocan quienes creen que la unidad de la Nación está en los partidos tradicionales y su viciosa dirigencia. La verdadera Unidad de la Nación Venezolana está en sus CIUDADANOS, – arraigada por el sentido de pertenencia a su tierra, su acervo histórico, su identidad común y su tradición; cosechando, de esta manera, un elevado sentido del deber, que los compromete con la Historia y con los fines e ideales que los hermanan.
Venezolano, ¡DESPIERTA DE UNA BUENA VEZ! Esta clase política, que se enquistó en nuestro país desde hace tanto tiempo, se niega a abrir el camino a la Venezuela de la prosperidad, del desarrollo, de la grandeza, de la gloria y de la libertad.
Venezolano, ¡ENTIENDE DE UNA BUENA VEZ! Esta clase política (MUD-PSUV, junto a todos sus secuaces) quiere verte con una actitud ovejuna, de ganado… que no levantes tu mirada, que no condenes categóricamente los vicios (corrupción y demás prácticas vivarachas), que no anheles un mejor destino y que jamás mires hacia nuestro pasado histórico como inspiración para buscar un mejor porvenir.
En nuestras venas corre sangre de conquistadores, que nos civilizaron; en nuestras venas corre sangre de indígenas, que ferozmente se enfrentaron a la iniquidad de la conquista; en nuestras venas corre sangre de negros, que aportaron la fuerza más desmedida; en nuestras venas corre sangre de LIBERTADORES. En nuestras venas, por cierto, corre la sangre de un titánico pasado histórico, el más hermoso de la humanidad. Es la herencia de ese pasado histórico y cultural, la que formó nuestra nacionalidad. He aquí la verdadera Unidad de la Nación Venezolana, heredera también de José Antonio Páez y de todos los próceres que moldearon nuestro gentilicio.
Esta verdadera unidad de la Nación es la que tiene que abrir paso a una nueva generación; una generación que dé inicio a una nueva era, a una nueva Política, que lleve a Venezuela y a sus ciudadanos a un mejor destino. Los que tienen el monopolio legítimo de la decadencia deberán hacerse a un lado, para dar paso a los virtuosos artífices de la magnificencia.
Venezuela quiere ORDEN