25/1/16
Pocos se conmueven por la catástrofe de Siria que abarca también a Irak, menos recuerdan que ambos países estuvieron regidos por el mismo partido árabe socialista BAAZ, que sigue siendo el soporte de Bashar Al-Assad en su determinación de mantenerse en el poder aún a costa de destruir completamente a su propio país.
Hasta que el nombramiento como vicepresidente de Tarek Zaidan El-Aissami Maddah trajo de nuevo al primer plano que su padre, Zaidan Amin El-Aissami El Musfi, alias Carlos, es militante de ese partido y habría prestado servicios cerca de Saddam Hussein, quien fue visitado por Chávez en agosto del año 2000 rompiendo el cerco internacional subsiguiente a la guerra del golfo, sin que le tomaran en serio cuando dijo: “Yo puedo ir al infierno a hablar con el diablo si así lo deseo”.
Su hermana, Haifa Aissami Maddah, fiscal acusadora en los casos del 11 de abril de 2002, que pidió la pena máxima contra Iván Simonovis, Lázaro Forero, Henry Vivas y los policías metropolitanos, fue luego designada como embajadora plenipotenciaria en el Reino de los Países Bajos y con aquellas credenciales representante permanente de la misión de Venezuela ante la Corte Penal Internacional, en previsión de los casos que cursaban contra Chávez y que cayeron en manos de un fiscal argentino que no realizó ninguna actuación procesal efectiva.
Conocidos los históricos lazos de amistad, solidaridad y colaboración del Partido Comunista de Cuba y el Partido BAAZ y la entrañable fraternidad de sus líderes Raúl Castro y Bashar Al-Assad, la cooperación de sus pueblos en la lucha contra “el enemigo común” y que hoy enfrentan la “criminal agresión del imperialismo”, parece inevitable que el foco de atención se oriente hacia el Levante para tratar de desentrañar cuál pueda ser el hilo de esta madeja que llega hasta aquí.
Históricamente el partido BAAZ fue creado por los sirios Michel Aflaq y Salah Bitar, ambos egresados de La Sorbona, París, donde recibieron por un lado la influencia de la revolución francesa, en particular la idea de Nación y por otro la del pangermanismo, que estaba en boga en los años 30 por el ascenso de Hitler al poder, a lo que se agrega el nacionalsocialismo alla tedesca, es decir, furiosamente antisemita.
Llevado a su país esto se expresa en un programa muy simple: Primero, la Unidad de la nación árabe, el panarabismo. Segundo, la personalidad árabe, supremacía árabe sobre todas las demás etnias. Tercero, la misión de la nación árabe, su reingreso en la Historia, enfrentada al colonialismo europeo. De hecho, BAAZ se traduce como “renacimiento”.
Eventualmente el partido se dividiría, por razones tribales, integrado en Siria por los alawitas, una facción chiita dentro del Islam, encabezada por Hafez Al-Assad y en Irak los sunitas liderados por Saddam Hussein. Mientras éste asesinaba sistemáticamente a los comunistas, las sucesivas derrotas sirias frente a Israel empujaron su régimen a comprometerse cada vez más con la Unión Soviética a quien veía como aliado natural contra “el imperialismo” y de allí nace su fraternidad con la Cuba de Castro.
Los cubanos participaron en la guerra del Yom Kippur en 1973 y tuvieron su bautismo de fuego en el Monte Hermón, en las alturas del Golán, sin sufrir bajas, según dicen, sino heridos de lado y lado en duelos de artillería; pero se mantuvieron desplegados en Siria después del fin de las hostilidades hasta febrero de 1975.
Pero los cubanos dejaron de escribir literatura testimonial porque advirtieron que esa era “una fuente de información para el enemigo”, desde entonces acostumbran practicar un internacionalismo anónimo que, paradójicamente, no puede gozar de la fama a que aspiran las acciones heroicas.
Así ocultan escrupulosamente su participación en la guerra de Siria, junto a sus camaradas sirios e instructores rusos, porque toda la elite militar siria se formó en la academia soviética, como la cubana.
El portal Debka File reportó el año pasado el arribo de por lo menos 2000 cubanos, como hace años Fox News el de los tanquistas del general Leopoldo Cintra Frías.
Tal cual aquellos viejos tiempos de la guerra fría, que algunos creían cosa del pasado.
VENEZOLANOS EN EL DESIERTO
No se necesita ningún esfuerzo para ver la mera traducción al español del discurso ideológico de BAAZ: La Unidad de los pueblos de nuestra América, especificidad racial latinoamericana con ciertos extremos indigenistas, antiimperialismo, nacionalsocialismo y un rasgo específico inexplicable en cualquier otro contexto por ser completamente ajeno a nuestra idiosincrasia: el antisemitismo.
Lo que habría que encontrar es el eslabón que engrana esta cosmovisión con la mentalidad de los militares venezolanos y la respuesta parece sencilla: el militarismo nacionalista árabe, que adoptó la ideología fraguada por Michel Aflaq para fundamentar sus sanguinarios golpes de estado en Egipto, Irak, Libia, Siria.
Pocos analistas han observado siquiera de pasada la influencia de Gamal Abdel Nasser, Muammar Gadafi, Saddam Hussein en los militares golpistas venezolanos, algunos de los cuales hasta reivindican el libro verde de Gadafi e hicieron pasantías en Libia, incluso durante el período democrático, sin que nadie lo advirtiera ni se prendiera ninguna señal de alarma.
Debe recordarse que Chávez solicitó la incorporación de Venezuela a la Liga Árabe e incluso logró el status de observador desde el año 2006 lo cual, bien visto, es un hecho insólito e incomprensible porque ¿qué puede tener que ver un país caribeño de tradición judeocristiana, como éste, con el mundo árabe?
También es oportuno recordar la inconcebible intervención de Chávez el 2 de junio de 2010 maldiciendo a Israel desde el fondo de su alma, de sus vísceras, con un odio que no podía haber surgido súbitamente producto de un hecho casual, sino algo macerado durante largo tiempo como parte integral de convicciones muy firmes.
Es evidente que eso no se puede hacer y no porque maldecir sea algo de mal gusto sino porque es un desafío temerario y grosero a las Sagradas Escrituras que debe estremecer a cualquiera que tenga el más mínimo temor de Dios.
Más importante es el porqué la Iglesia Católica, que vive pronunciándose sobre asuntos que no le conciernen, no dijo entonces ni ha dicho después absolutamente nada. Quienes leen todos los días el Libro y concluyen diciendo: “Palabra de Dios”, para que les respondan: “Te alabamos Señor”, ¿qué piensan cuando llegan a estos párrafos?
Porque de Israel está escrito: “Bendeciré a los que te bendigan y maldeciré a los que te maldigan” (Génesis, 12,3). “¡Bendito sea el que te bendiga y maldito el que te maldiga!” (Números, 24,9).
¿Éste no es un asunto religioso? ¿Y por qué las Iglesias Evangélicas se escandalizaron y presagiaron grandes males para este país, que todavía estamos sufriendo? Porque ellas sí se toman en serio sus creencias y viven el Libro, como parte esencial de sus vidas.
A menos que la IC tome al Libro en forma instrumental, como una herramienta de trabajo, despojado de todo carácter Sagrado, por eso llega a la convicción de que son los comunistas los que piensan como cristianos y no al revés. ¿Será por eso que está siendo desplazada por el Islam? Así como el chavismo naufraga en esa simbiosis contra natura de comunismo cubano y fundamentalismo islámico iraní.
Saddam llegó al poder a través de un Comité de Relaciones Públicas que se encargaba de asuntos de seguridad, inteligencia y militares, en lo que llamó “movimiento de corrección”, convencido de que podía controlar al país desde la policía secreta, mediante una burda combinación de favoritismo y terror.
Bashar llegó como simple heredero de su padre Hafez Al-Assad. Lo que está por verse es hasta dónde están dispuestos a llegar los militares baazistas venezolanos, patriotas ellos, para imponerle al país una dinastía semejante.
¿Tan lejos como sus aliados de Rusia, Irán, China y sus heraldos cubanos en Siria?
ALÍ RODRÍGUEZ Y SUS 40 LADRONES
Las intervenciones venezolanas en el medioriente sólo se pueden reconstruir por retazos porque casi todo lo que hacen son actividades francamente clandestinas y la mayoría de ellas no pueden confesarlas ni siquiera ex post.
Por ejemplo, durante la segunda guerra del Líbano en el año 2006, siendo Alí Rodríguez canciller, le tocó armar una operación sin precedentes para evacuar miles de personas del teatro de operaciones siguiendo una ruta rocambolesca que pasaba por Damasco, Chipre, España y no se sabe cuántas escalas que involucraba autobuses, helicópteros, barcos y aviones, para venir a recalar en Maiquetía y la isla de Margarita.
Entonces se habló de cifras que oscilaban de 400 a 4000 personas, cualquiera es exagerada; lo que no explicó es qué podía estar haciendo tanto personal venezolano en aquellos países, aunque algunos se excusaban diciendo que estaban de vacaciones o visitando familiares, lo cierto es que en una zona de tantos conflictos nunca antes y nunca después hubo un operativo semejante.
Uno de los colaboradores de esta espectacular operación, Aemad Al-Wabdeh, alias Abuyor, fue reportado como muerto en un atentado con carro bomba en Damasco, el 29 de noviembre de 2012, donde desempeñaba el cargo de chofer de la embajadora Día Al Nader; el mismo reporte reza que fue el organizador de la Asociación de Amistad Sirio Venezolana capítulo Damasco, también fue Coordinador de línea aérea venezolana Conviasa en Siria y en aquel fatídico momento realizaba funciones de relaciones públicas de la embajada. Un sujeto sin duda increíblemente versátil.
Caso más reciente el del diputado Adel El-Zabayar, integrante de la Comisión de Defensa y Seguridad de la Asamblea Nacional que pidió y le fue concedido permiso para incorporarse a la lucha armada en Siria en unas llamadas Brigadas Populares a favor del gobierno “contra la agresión de los mercenarios”, en lenguaje fidelista cubano.
Antiguo militante del Partido Comunista de Venezuela hoy del partido de gobierno PUSV, presidente de la Federación de Entidades Venezolano-Árabes, se paseo en uniforme de miliciano portando la célebre Kalashnikov AK-47, se tomó algunos selfies en grupo y regresó sin gloria, sin ningún reporte de bajas mercenarias.
El punto es que aquella autorización de una AN presidida por Diosdado Cabello implica aprobar una posición política no sólo de la Comisión de Defensa y Seguridad de la AN sino del partido, del gobierno y quienes le apoyan, incluso las FFAA.
Alí, el Comandante Fausto, de jefe guerrillero, con su fama de diente roto, ha sido Ministro de Energía Eléctrica, de Energía y Petróleo, de Economía y Finanzas, de Relaciones Exteriores, Secretario General de la OPEP y UNASUR, Presidente de PDVSA, precisamente después de los sucesos de abril de 2002, por lo que es el responsable personal y directo del despido de 23000 trabajadores a quienes todavía les deben la liquidación de prestaciones sociales, haberes en el fondo de ahorros más los intereses causados, una deuda que la República tendrá que demandarle.
De canciller descendió a embajador en La Habana, de manera que puede bajar por la escalera funcionarial sin tropiezo administrativo alguno, aunque quizás sea el cargo más importante que ha desempeñado porque desde allá es que se maneja la política nacional venezolana e incluso las actuaciones internacionales, siendo Alí el jefe político, por ejemplo, de Bernardo Álvarez, quien fuera representante en la OEA y Rafael Ramírez, embajador en la ONU.
Como aclara el profesor Víctor Poleo, fue quien llevó a RR al Ministerio de Energía y Minas y lo nombró secretario del ente nacional del gas (enagas); en los hechos de abril de 2002, de vuelta de Viena para asumir la presidencia de PDVSA, elevó a RR a Ministro de Petróleo, para luego consolidar los dos cargos; como consolidó en Corpoelec 14 empresas diferentes e incompatibles, creando el caos eléctrico actual con el fin deliberado de capturar renta petrolera y pasar de la ingeniería petrolera y eléctrica a la ingeniería social: la domesticación de la sociedad mediante electroshocks.
Alí y sus Rafael Ramírez, Diego Salazar, Mervis Villalobos, Duro Felguera, Derwick, Odebrecht, la lista es demasiado larga y la red se extiende de América al Medioriente.
Como una Roma del mundo antiguo, hoy todos los caminos conducen a La Habana.
Luis Marín
15-01-17