23/02/17
En los últimos años he notado la tendencia de grandes grupos de personas que se autodenominan librepensadores, especialmente en las redes sociales, cuando nos paseamos por biografías aleatorias, tuits o muros de usuarios no es difícil encontrar la autodenominacion de librepensador. Abundan.
El término, librepensador, es un engaño. No existe tal cosa como librepensador; naturalmente no existe persona alguna suficientemente impoluta y superior al resto de los humanos que sea inmune y libre de influencias ambientales, biológicas o sociales que este padezca, que haya experimentado y aún experimente. Quizás el autodenominado librepensador quiera inferir que es libre de dogmas religiosos, ideológicos y políticos; pero esto, bajo ninguna circunstancia, significa que esté libre de otras creencias que pertenezcan de por sí a dogmas, ideologías o religiones.
Supongamos que el autodenominado librepensador sea lo suficientemente razonable, fuerte y brillante como para no ceder a la perenne e intensa influencia de la presión social y al orden -o desorden- establecido en esta. Todavía queda lo biológico, sus experiencias personales, sus vicios, su propia personalidad y carácter que fácilmente puede moldear las percepciones del más libre de todos los libre pensantes.
El "librepensador" no se alimenta, respira y piensa dentro de el vacío o dentro de la nada; en vez, vive y se nutre dentro de un ambiente con millones de variables que moldean el modo que el "librepensador" ve e interpreta la vida y el mundo que lo rodea, quizás se pueden controlar algunas pocas de estas variables haciendo uso de la razón, la lógica y el intelecto; otras muchas son imposibles de controlar y muchas otras tantas se desconocen y si se desconocen, pues mucho menos se pueden controlar.
Unos de los peligros de autodenominarse librepensador es que el individuo tiende a sobreestimar, por mucho, su propia objetividad. Los humanos tenemos la tendencia natural de ver el mundo egocéntricamente; por esto nos inclinamos a imponer nuestras experiencias personales y percepciones a otras personas. El esfuerzo para distanciase de nuestros propios prejuicios y analizar lo que asumimos como objetivo es monumental cuando nos creemos objetivos libres de ideologías, dogmas y tendencias políticas. Otra consecuencia de sobrestimar esta objetividad es que rara vez realizan un "examen de conciencia" propia y preguntarse por qué sienten tanta conformidad interna en medio del rango individual que han conseguido, esa de tener una autoridad vacía y hueca dentro de sus filas -otros autodenominados libres pensantes-, entre eso que le dan palmaditas en la espalda, como queriendo decir "bien dicho profesor".
Ahora bien, en mi experiencia personal he observado que los autodenominados librepensadores tienden a compartir ideas y rasgos con las ideas progresistas. Veamos si la razón y los números están acordes a mi experiencia. Escojo datos recogidos dentro de EE.UU por el Pew Research: 39% del electorado estadounidense se considera independiente y librepensador; 32% se considera demócrata y liberal (no liberal de libertario, más bien liberal de izquierda) y solo el 23% se considera repúblicano y conservador -note como los independientes/libres pensadores ya no son una minoría, claro que una parte de los autodenominados libres pensadores alegarían que aún lo son ya que los dogmáticos sumarían 55% y ellos, libres de dogmas que solo sirven para encadenar la mente aún son una especie rara sometidos por el establecimiento dogmático. Pero lo cierto es que la no-ideología, la no-religion es una ideología y una religión por sí sola que es dogmática como muchas otras dicho sea de paso - de ese 39% librepensador/independiente la mayoría se considera socialmente liberal y progresista, lo único que este grupo comparte con los conservadores es lo fiscal y algo en lo económico, como el libre mercado pero al mismo tiempo ven positivo las regulaciones a este.
A eso específicamente me refiero cuando digo que los autodenominados librepensadores son o tienden a ser progresistas. Otra similitud es que ambos se autodenominan libre de dogmas, pues estas encadenan el espíritu y claman estar de lado de la ciencia, la razón y el progreso. Por esto, no es casual que ambos grupos reclaman esa superioridad moral e impoluta que hacen tan irritantes a sus portadores.
En los medios sociales digitales los independientes/librespensasores son tan propensos a construir sus propias cámaras de resonancia que expanden, refuerzan y alimentan sus preferencias personales como esos que son considerados dogmáticos. ¿Por qué? Pues, debido a que son innatamente seres atraídos a la aprobación de una audiencia siempre complaciente y que a su vez les sirve como resonadores eficientes. También existen los que son profundamente independientes pero a menudo cometen el pecado desapercibido de conformarse en formas que irónicamente los hacen similares al resto de los mortales sin que ni siquiera lo noten.
En conclusión, el libre pensamiento se refiere más a un calificativo autoimpuesto que genera una sensación de bienestar que no es nada diferente a esa sensación que sienten los veganos al no comer productos animales, o al que maneja un carro eléctrico creyendo que es libre del establecimiento de la mayoría que conduce autos a gasolina ensuciando el ya contaminado medio ambiente, sin percatarse que la producción de una unidad del auto eléctrico causa igual o más contaminación que toda la contaminación que producirá un auto a gasolina por toda su vida útil. Ser librepensador es lo políticamente correcto.
Incluso, W.K. Clifford, uno quien fue un ícono en eso del anti-dogmatismo y anti-religión dijo que si realmente una revelación de Dios ocurriera, los libre pensantes estarían obligados (por fuerza) a no creerlo.
Es tiempo de abandonar esa actitud pretenciosa que reclama una falsa posición moral de "librepensador" en todo sentido real; es hora que comiencen a preparar el pensamiento para ser críticos, y este únicamente se logra con la práctica y el entrenamiento. Implica el reconocimiento de las estructuras y la sustancia de los argumentos, la prevención de las falacias, la formulación de distinciones claras entre el bien y el mal, la identificación de patrones de pensamiento para ayudar a la búsqueda de la verdad, que al fin y al cabo es lo único que nos hará libres.
Para concluir dejo una reflexión para los autodenominados libres pensadores ateos -conocidos también en inglés como los "free spirit" o libre espíritu:
Sin reconocer que el espíritu del hombre fue creado a la imagen De Dios, no hay fundamento para reconocer los poderes espirituales del intelecto y el libre pensamiento.