28/7/18
La libertad siempre está acompañada de la responsabilidad, ser libre, implica acarrear con las consecuencias buenas o malas producto de nuestras acciones.
Nuestra sociedad, desde hace décadas, ha sido sometida a un proceso de infantilización, un culto a la irresponsabilidad y a la inmadurez, sobre todo, a la hora de ejercer la acción ciudadana que corresponde.
Generada por la clase política, ideológicamente socialista, la infantilización de la sociedad, tiene varios objetivos, uno de ellos, es que, el pensamiento crítico sea rechazado por la mayoría de las personas, para que entonces, se dejen de cuestionar las estructuras del poder y a las élites dominantes, así cómo también, se busca por medio de esta herramienta de dominación social, que el individuo pierda la noción de sentido común, que le permite manejarse de manera sensata, buscando hacer lo correcto basado en la realidad que lo rodea.
Cuando se tiene a una población infantilizada, se hace mucho más fácil poder manipularla y adoctrinarla, sobre todo, a través de la sugestión, por medio de la cual, las ideas de los que ejercen el liderazgo, se aceptan automáticamente, sin que antes exista un razonamiento o análisis crítico de las mismas, la irresponsabilidad abunda y se actúa bajo la influencia del señuelo del momento.
Un individuo maduro, consciente de sus responsabilidades, de sus verdaderos derechos y obligaciones, un individuo en el que esté presente el espíritu crítico, no será fácil de manipular, ni se dejará llevar por estímulos desprovistos de toda lógica y coherencia.
Los venezolanos están obligados a abandonar la inmadurez política y ciudadana, hay que dejar de ser rebaño, dejar de de ser una masa que se deja seducir por cualquier argumento, y conducir por cualquier liderazgo sin siquiera detenerse a ver la corriente ideológica que están apoyando.
Venezuela requiere con urgencia ciudadanos responsables, comprometidos con la verdad, para lograr encaminar al país hacia la Libertad.