25/11/14
En un evento realizado en la USB, el día 21 de octubre del presente año, tuve la oportunidad de llevarme una positiva sorpresa mientras escuchaba sentado en una butaca del Conjunto de Auditorios. La ponencia de ese día estaba a cargo del profesor Gerardo Vivas Pineda y se enmarcaba en un ciclo de charlas que el Departamento de Ciencias Sociales, de la casa de estudios en cuestión, continuó llevando a cabo durante el trimestre, junto al Decanato de Estudios Generales.
La grata impresión que me llevé de toda la ponencia se deriva no tanto de un desconocimiento previo sobre el tema, sino del hecho de seguir topándome con personas que, en esta Venezuela de catástrofe y pestilencia, tienen el coraje y la claridad de llamar las cosas por su nombre propio, y de hablar de frente y sin tapujos sobre lo que nos esclaviza. Cansado -más bien asqueado- de escuchar durante años a la intelligentsia colaboracionista, en la perorata que intenta catalogar erróneamente al actual régimen tiránico, me consigo con una de esas excepciones que confirma la regla.
Ahí me encontraba yo, ubicado casi en el mismo puesto en donde el jueves 13 de marzo me había tocado sufrir una deplorable exposición sobre “fascismo”, hecha por dos invitados marxistas. Esta vez, en cambio, me regocijaba entre el humor negro y las anécdotas aparentemente banales del profesor, que explicaba, en un lenguaje y un estilo aptos para todo público, la naturaleza y el devenir de los engendros que el Socialismo Real ha producido en la historia reciente del género humano.
Vivas Pineda aprovechó para señalar, casi al comienzo, algunas características que comparten los regímenes socialistas -de Izquierda- con otros sistemas tiránicos, en clave comparativa; pero, al contrario de lo que hacen muchos académicos de orgullo herido, el profesor dio paso rápidamente al enfoque de la atención sobre las especificidades y peculiaridades del marxismo (teórico y aplicado). Y de repente presentaba algún dato escalofriante del cual no tenía yo previa noticia, o nos soltaba, luego, un análisis breve sobre algunos de los macabros episodios de esa historia negra del Comunismo… y yo sentía que por fin estaba en un ambiente académico retador y contestatario.
Uno se cansa de escuchar, dentro y fuera de las moribundas universidades venezolanas, a la intelectualidad de Izquierda, a los mercaderes de cargos que pretenden ser “políticos”, a los periodistas de supermercado que ostentan títulos impropios, a los opinadores, a los encuestólogos, incluso a profesores que uno solía admirar… Todos parecen sacados del mismo saco ideológico, uno en el que proliferan cualquier tipo de categorías, que buscan tapar el Sol con un dedo o desviar la atención hacia alguna parte en donde el hedor socialista no sea tan agudo. Entonces se definen ellos mismos como “progresistas”, “pacifistas”, “demócratas”, etc.: como si el marxismo no hubiese adoptado todos estos calificativos ya anteriormente. Así las cosas, parecen no querer darse cuenta de que, pretendiendo atacar a fantasmas que ni se asoman al escenario, terminan defendiendo lo indefendible, y creen que al autoproclamarse “opositores al Gobierno” van a obviar el hecho de que, en el fondo, están haciendo una velada defensa del régimen: puesto que están dejando intactas las bases filosóficas sobre las que se apoya este criminal sistema.
El profesor Vivas Pineda nos citaba extractos de la obra de Marx y Engels, y nos hablaba de la brutal sinceridad de Lenin; nos comentaba sobre los aspectos más sombríos del maoísmo, sobre los agujeros inmensos que tiene el -tristemente célebre- mito de El Ché Guevara, sobre las atrocidades del estalinismo y de los tiempos de Pol Pot, etc. También nos resaltaba datos que son proporcionados incluso por MARXISTAS, que en Occidente han osado desafiar al statu quo y denunciar muchas verdades ocultas bajo su retrato familiar. En la conferencia, de hecho, se asomaron trazas, elementos muy puntuales, acerca de cómo distinguir ese pasticho ideológico que hoy en día representa el marxismo cultural, y sobre cómo detectar su penetración en la sociedad de consumo.
Con gran maestría sobre el público, con admirable soltura y desgarradora franqueza audiovisual, el profesor demostraba que es un educador de carrera y les abría los ojos a los jóvenes que ese día asistieron al recinto: el Comunismo deja una trágica huella de muerte y destrucción; mas luego de un siglo de terror y genocidio, sigue encantando serpientes y embaucando la imaginación de miles de idiotizados fieles. El mensaje final también fue claro: ¡Viva la vida! ¡Vivan los jóvenes que no van a permitir que dichos agentes del horror rojo se instalen, por más tiempo, en este bello país llamado Venezuela! La Libertad está en manos de los que somos portadores de tal mensaje.
NOTA: pude encontrar aquí un útil recordatorio de los detalles de la conferencia: https://www.usb.ve/home/node/3550