Un lugar donde la parcialidad con Venezuela cobra cuerpo

Un lugar donde la parcialidad con Venezuela cobra cuerpo

Venezuela antes del petróleo #ValoresVenezolanos

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Antes del petróleo, en el suelo de la actual Venezuela hubo actividades económicas diversas como el comercio de la sal y del cacao o la extracción del caucho y la sarrapia. Antiguos rubros exportados, fueron #valoresvenezolanos que sustentaron durante siglos a la economía local.

La extracción de perlas, sal y la sarrapia, el plumón de garza, cobre y el caucho, el agro del tabaco y algodón, la creación de haciendas para procesar café, la caña y así destilar ron; el nacimiento del hato y su tenería y quesos, todas faenas precedidas por el trueque aborigen. Este trueque se basó por siglos en el intercambio de bayas de cacao, originario del Norte del Amazonas, por enseres mesoamericanos prehispánicos. Este fruto fue de algún modo la génesis de la exportación local y de hecho, el origen de las primeras fortunas: “los grandes cacaos”.

La producción formal cacaotera inicia con exenciones de tributos a su exportación, emitidas por la metrópoli en 1638. Así Chuao, Choroní y Ocumare de la Costa formaron una famosa comarca del mundo del cacao al punto que la zona sigue siendo una reputada denominación de origen.

A su vez, la extracción perlífera inicia en los ostrales de las islas de Paraguachoa y Coche siendo regentados desde Nueva Cádiz en Cubagua. En calidad y cantidad, sus famosas perlas cambiarían el nombre nativo de la isla mayor por el de “Margarites” o -perla bella- en griego.

Su auge hacia 1530 se diluyó con la merma del ostral, emigrando sus vecinos hacia Araya para explotar la sal y a “La Margarita” donde iniciará el agro de subsistencia.

Uno de los cultivos, el bien aclimatado tabaco, dará riqueza extra que atraerá a corsarios y contrabandistas.

Sus incursiones a las salinas y los cultivos de tabaco eran continuas por ello, se estimuló la siembra en Tierra Firme, prosperando en Barinas y siendo regulada desde 1777 por la Guipuzcoana.

Con el tabaco y luego el algodón, el agro de subsistencia pasó a ser uno de plantación.

No lejos de Barinas está El Tocuyo, nodo durante el s. XVIl de plantíos algodoneros y productor del tenido como 1er enser manufacturado y exportado en el país: el lienzo Tocuyo.

Su éxito resultó de la simbiosis perfecta entre el telar español y la muy hábil mano indígena local. Este tejido de algodón tenía dos versiones: gruesa para faena y fina para vestido. Famoso en la América española, en Flandes y Francia, dió renombre a Felipa de Mora, regente de varios de aquellos telares. Esta producción se repartía entre El Tocuyo y los Humocaros y Chabasquén.

En paralelo, la sistemática plantación fue originando a la hacienda. Esta ayudó en la penetración colonial, especialmente en los Valles de Aragua y los Llanos centrales donde impulsó el cultivo de la caña de azúcar, un rubro de exportación de primer orden ya desde el s. XVII.

La producción de azúcar conllevó a la transformación económica de aquel futuro país: creó más fortunas.

Los -ingenios- dieron riqueza a sus dueños quienes diversificaron la industria del papelón para destilar el ron que es también, otro rubro con sello de origen criollo aún hoy.

Estas plantaciones eran de carácter extensivo, abarcando varias hectáreas para su desarrollo demandando por tanto, numerosa mano de obra esclava. De este modo, la hacienda azucarera también contribuyó al poblamiento con grupos de africanos que luego se integrarían al mestizaje.

El africano también se ligó a la minería pionera de los Welser bajo régimen de -Capitulaciones- que incluía la exploración en búsqueda de oro. A fines del s. XVI, en Borburata, Buria, los alrededores de Barquisimeto y en zonas del Centro se encontraron efímeros filones de oro.

Aunque la Corona se tenía a título de -regalía- esta minería, igual permitió derechos de propiedad como ocurrió con la mina de Aroa en manos de los Bolívar. El rico yacimiento de Aroa exportó hacia España y el Caribe y facilitó además a sus esclavos mineros, comprar la libertad.

También por Borburata llegó el ganado: vacas, toros, mulas, cabras y caballos se convirtieron en máximo renglón comercial al iniciar el s. XVI.

Esto facilitó el asentamiento humano en el interior, formando los primeros hatos ganaderos como por ej, en San Sebastián de los Reyes.

Con los hatos, la tenería llanera llegó a ser un rubro muy apreciado e icónico del país. Desde el s. XVII, el “cuero en pelo”, el cordobán repujado para calzado y asientos y los fuertes cabrestos de cerdas fueron cotizados en América y parte de Europa.

El cuero formó al Llano.

De las cabras llegadas por Borburata nació en Occidente bajo los Welser, la producción de natas, “cuajadas” y luego, el queso fresco criollo basado en leche cruda de vaca. Antiguos quesos como el de Siquire (del Tuy) y el -de mano- (de los Llanos Centrales) siguen produciéndose.

En contraste con el arraigado cultivo de la caña, el del café inició a modo de ensayo, con plantas procedentes del Caribe francés compitiendo ya, a mediados del s. XVIII con el cacao como máximo rubro de exportación.

El Valle de Caracas y los Andes fueron epicentros productivos.

Al igual que el añil, que se convirtió en el más valioso renglón de exportación para la capitanía durante el último tercio del s. XVIII. Su auge y riqueza producida fueron exponenciales, siendo el primer cultivo desarrollado con la tecnología de la Era Industrial en Venezuela.

A fines del s. XIX y hasta 1950, la almendra de la sarrapia fue otro rubro natural exportado. Su olor similar al de la vainilla sirvió por ej, para saborizar al tabaco tostado para cigarrillos de -Lucky Strike-; su distinguible aroma perfuma aún hoy algunos chocolates criollos.

Otra explotación, la del plumón de garza, fue tan breve y voraz como lucrativa. Guiada por la moda de la -Belle époque-, el fino plumón tomado del pecho de la garza, iba a broches de Worth y Cartier. La libra de plumón a 500 US$ otorgó una breve riqueza a la Ciudad de Nutrias.

En paralelo se dió la -fiebre del caucho-. La extracción del “oro blanco”, el látex del árbol de caucho, hizo fortunas, pero sembró desolación en el Amazonas venezolano en especial entre la gente piaroa a merced de Tomás Funes. Fue la última economía extractiva no controlada.

A iniciar la década de 1920, la tradición agropecuaria sería eclipsada por la industria del “oro negro”, el petróleo, cambiando para siempre a la economía y a la psique venezolanas. Hoy, visos de aquella tradición perviven en el ron, el chocolate, el café y el queso fresco…

Esta breve historia económica va dirigida a la gente del agro, al productor pecuario y a todo aquel quien vive de la faena y la artesanía tradicional.

Imagen de inicio:Casa Anauco Arriba-, Cabré (1940). Al igual que el resto de imágenes vía Pinterest. Crédito a cada autor.

Recomiendo:

  • Briceño, M. (1965). –Instrucción general y particular de la Provincia de Venezuela entre 1720 y 1721.
  • Gárate M. (2012). La red de estancos de tabaco en América.
  • Martín, E. (2010). La importancia de las perlas en el descubrimiento de América.

 

Este trabajo fue publicado originalmente por Alberto Gaudio en X

https://x.com/AlbertoGaudio1/status/1828778986337710434?t=sQwbf2aer6Nhzr_YGwHvvg&s=08

 

 

 

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