Quizás en nuestro día a día, la palabra calzada no sea muy recurrente, pero tanto su origen como su significado es hermoso….”camino empedrado con cal”, y en la antigüedad, las calzadas eran las vías principales de comunicación y comercio; eran construidos para la expansión y grandeza y conectaban lugares que conducían a su vez a otros sitios.
En este sentido, son muchas las calzadas que recorremos durante toda nuestra vida, son muchos los caminos por donde transitamos y ese transitar puede estar plagado de olvido y ruina, tener calzada s caóticas y feas, o por el contrario, grandiosas y limpias, cada una a imagen del país que recorre, puesto que ellas definen naciones.
Nuestros primeros recuerdos nacen de la primera calle en donde vivimos: nombres, inmuebles, gente y su trayecto; Después vienen otros recuerdos, el andar, las personas que nos llevaron a la escuela, a la iglesia, a casa de familiares y amigos.
Mi primera calzada está en una pequeña ciudad soleada y tranquila con olor a mar, que va desde la esquina del cementerio, recorriendo 14 cuadras, hasta tropezar con un río que a pocos metros desemboca en el mar. Calle hecha de casas modestas al estilo colonial, que poblaban de lado a lado sus aceras, transitadas por gente trabajadora y feliz; y que lleva por nombre San Nicolás. Entre sus curiosidades estaba el fantasma que la recorría, este espectro era un gran caballo sin cabeza vestido con una majestuosa armadura de hierro y arrastraba ruidosas cadenas ; sus apariciones tenían horario, saliendo a la media noche, galopando desde el cementerio hasta el río en donde desaparecía; no debía verso, ya que el destino de quién lo hiciese, sería irse con el espectro.
Imagen de @filippobilottti
Otras de las particularidades de la San Nicolás es que en su última cuadra había una misteriosa casa, la de Juanita la tumba gobierno – y pregunté en muchísimas ocasiones por qué se llamaba así, pero nadie me dio razón – años después supe que Juanita fue una señora de fuerte temperamento, amante de un general de los tiempos de Gómez, quién murió allí en una noche de pasión y desde entonces ella cerró las puertas de su casa para siempre.
La edificación más distinguida de esta calle la exhibe la cuadra en donde está una gran escuela que mandó a construir el presidente Medina Angarita y fue concebida como laboratorio pedagógico. Todo en esa calle tuvo nombre, el último enigmático fue el de un comercio “Bodega Villaviciosa” – tampoco nadie me dio razón de éste – lo que supe es que ni alcohol vendía y allí solo iban señoras para hacer compras, y que su dueño era oriundo de un concejo de Asturias, España, llamado así porque sus tierras eran fértiles y daban variedad de productos.
El progreso llegó de repente y la gente se mudó a calles nuevas y aún siendo niña me fui a una moderna con apellido ilustre, luego a otra con nombre de héroe socialdemócrata, hasta la actual con nombre de árbol y es que la prosperidad se detuvo en éstas.
Pero es la primera calle la que fija el primer recuerdo, y la mía fue en la San Nicolás. Calle en donde dejé mi primera huella, en la quinta de mis abuelos; esta exhibía nombre, número y era reconocido por el apellido de sus dueños. Las demás casas solo exhibían un número, pero eran reconocidas en la memoria de sus pobladores por el nombre de sus dueños, lo que sirvió de referencia para indicar alguna dirección, pero esta costumbre se perdió cuando éstos se mudaron y extraños las ocuparon. Recuerdo el letrero en forja de casa de mis abuelos que con el tiempo quedó expuesto en una casa lejana en el Mississippi ¡Vaya el recorrido que hacen algunos objetos!
Con el tiempo la ciudad perdió personalidad y nuevos gobiernos la hicieron peligrosa y fea, vi convertir sus calles en rutas caóticas pobladas de locales comerciales y edificios de extraña apariencia, algunos no tuvieron uso ni fueron habitados, dicen que la razón del por qué fueron construidos , era justificar dinero mal habido de gente ajena en costumbres y lenguas que se apropiaron de todo gracias a la corrupción y la impunidad.
La descentralización de poderes en la década de 1990 trajo las peores desgracias, políticos de pacotilla cuyos partidos hicieron autoridad, obligando a los nativos a recorrer calzadas en otras tierras. Hoy esas calles solo exhiben ruina y desolación, resultado de la ambición de gobernantes traidores e inmorales. Mientras que otras naciones conservan con orgullo sus patrimonios y de éstos generan ingresos, en Venezuela han sido destruidas. Lo poco que aún se sostiene, es irrecuperable y es que en estos últimos 40 años borraron los anteriores 441 años de su origen e historia. Hoy su plaza Bolívar, alguna vez corazón de la ciudad, ya no palpita más. La gente pasa por ella solo por necesidad; prostitutas son parte de su paisaje junto a elementos ornamentales de la ciudad llevados allí porque no había otro lugar…
– ¡ Carla, silencio! -¡Silencio Carla ! ¿ Dónde estará metida esta niña ? Seguro en el balcón, contemplando el cielo y haciendo preguntas… Las que hoy en día me sigo haciendo para lograr comprender cómo fue que llegamos a este momento…
—Aleta—