Cada moneda nacional se forma a su vez por fracciones casi todas valoradas en ¹/¹⁰⁰ respecto a ese signo monetario. En Venezuela circuló una pieza peculiar y conocida como “locha” de 12/½ cts. y junto a la de 5 cts. o “puya”, resultan aún hoy #valoresvenezolanos memorables.
Ambas facilitaron el comercio y el día a día del país. La locha, 1ª moneda venezolana de níquel, aparece en 1876 acuñándose hasta el siglo XXI cuando por depreciación este “cuartillo” dejó de cumplir su función: ser la ⅛ parte del bolívar. De allí el origen de su nombre: “Locha” proviene de “ochavo”, la ⅛ parte de la unidad vigente desde 1876, el bolívar de plata de 25 grs. Aparece en el vulgo como la contracción de “la ochava” o “l’ochava”. Desde 1876 el cono monetario nacional tendrá las fracciones de real (50 cts.) y de ½ real (25 cts.).
A estas se les sumaban fracciones de centavo o “churupo” oficialmente “céntimo” (¹/¹⁰⁰) y la de ⁵/¹⁰⁰. Esta última obtuvo el nombre coloquial de “puya” (5cts.), evocando a las “púas” producto del corte en 8 tajos radiales de las monedas de mayor valor de entre 1852 y 1858.
Esas “púas” nacen durante la vigencia del peso fuerte (1842-1863), sistema con monedas de 10 y 20 centavos y de 2 y de 10 reales, estas dos últimas, valiosas y raras en el campo en detrimento del comercio agrícola. En 1863 ante la escasez del “sencillo” se anunció un nuevo cono.
Durante esta espera por la nueva acuñación, a los pesos fuertes venezolanos ya se sumaban varias divisas extranjeras siendo la más valiosa, la moneda estadounidense de 20 dólares o “doble águila” conocida comúnmente como “morocota”. Solo el comercio mayorista y urbano las veía.
Al no darse cuenta la esperada acuñación de monedas de ½ y de ¼ para menudeo, se produjo espontáneamente primero en los campos y sus haciendas y luego en el comercio urbano minorista, una vorágine que cercenaba las monedas de 2 y de 5 reales en fracciones a modo de “cachos” o de “púas”.
Esta infame práctica de picotear monedas fundó la necesidad gubernamental de crear piezas de fracciones más pequeñas que complementaran al circulante en su mayor parte, constituidas por monedas extranjeras. Momentáneamente las toscas púas cubrían el redondeo en los montos.
Así entre 1874 y 1876, existió un efímero signo monetario: el “venezolano de oro”. Esta 1ª moneda criolla ideó el redondeo con monedas de ⁵/¹⁰⁰ (5 cts.) para incentivar el desuso de las púas informales. La puya se podría decir, nació presionada por la economía popular…
La puya elaborada en aleación de cobre-niquel varió color durante un siglo: desde el más plomizo de 1876 al tono “plateado” como en 1965. Fue icónico su tono rojizo aunque algunas acuñaduras como la de 1944 viró al tono dorado siendo la más cobriza la de 1974 y plateada en 1986.
La omnipresente puya generalizó su nombre para cada pequeña denominación entrado en vigor el bolívar. Coloquialmente a las fracciones de 5 céntimos de aquel cono eran “puyas” mientras que el término “céntimo” quedó ligado al marco legal. Puyas o centavos significaban lo mismo. A su vez, al centavo casi todo el país lo llamaba “churupo”, pero las útiles puyas se le nombraba según cada región como “macuquinos”, “cachos”, “nicas”, “cobres”, “siruyos”, “chivas”, “quéqueres”, “guachacones”. Por igual, la locha era llamada “zagaletona” en Aragua y Carabobo.
El churupo desapareció cuando las “ñapas” cesaron. Las ñapas eran los obsequios del pulpero a su fiel clientela y básicamente a niños. Por un churupo, el beneficiario hurgaba en un frasco de cristal lleno de baratijas: palitos de fósforo, caramelos, un saquito con granos de café.
Menospreciado el centavo por su bajo poder adquisitivo, puyas y lochas gobernarían la vida mercantil del país por un siglo. Eran las monedas que fluían en mayor cantidad en pulperías, mercados y boticas y también facilitaban los ahorros de la clase popular a multas del siglo XIX.
La locha desarrolló un estándar: la lista de precios bajo su figura permaneció inalterada al menos medio siglo: “Una locha de queso”, “una locha de melcocha”, el “helado de locha” o -morocho de dos paletas-, fueron productos con un precio estable. La puya ayudada en el redondeo.
La puya también modeló el fraseo venezolano; así la expresión “gozar un puyero” o divertirse en cantidad bien ilustrada por ej, el placer de los niños al comprar con esos 5 céntimos muchas golosinas. “Pagar hasta la última puya” sería el liquidar por completo una deuda onerosa…
La locha siendo unidad cotidiana era medida comercial en el país: Existía el pan “de a locha” que era la ½ de una canilla, o por ej. empanadas y plátanos más grandes “de a locha”; 10 grs. de café preparado valían una locha. El auge de la pieza coincidió con su acuñado de 1938.
Entonces el léxico la mencionaba recurrentemente, siendo la moneda por excelencia en los “mandados” y para la merienda escolar. “En la lucha por la locha” dibujaba la dura faena de la clase obrera mientras que con “lo venden por tres lochas” le rebajaba a algo básico y barato. La locha permitió la transacción por “real y cuartillo” es decir, 62 ½ cts. También el monto de “real y medio y cuartillo” es decir, 87 ½ cts. Estos montos exactos agilizaban el “vuelto” siendo comunes entre las décadas de 1940 y 1970. La locha llegaría hasta la -mass media-:
El televisivo venezolano -Monte sus cauchos Goodyear-, al aire a fines de la década de 1950 y calco del estadounidense -The $ 64,000 Question-, reconoció a la pequeña moneda en “La pregunta de las 64.000 lochas”, es decir 8.000 Bs. Aún alude algo que es difícil de responder…
En 1971, en pos de cantidades fraccionadas exactas impuestas por los logaritmos de las computadoras, se ajustó el valor de la locha a 10 céntimos y se le llamó “locha mocha”. Una locha fue el valor del pasaje extraurbano en todo el país hasta bien entrada la década de 1970.
La sucesiva depreciación del bolívar y el avance tecnológico en el cómputo de las transacciones comerciales hizo mermar la utilidad de la locha y de la puya. Sus valores nominales y poder de compra fueron desapareciendo con cada devaluación. Se acuñaron por última vez en 2007.
Con la dinámica entre estas pequeñas fracciones se consolidó el sistema monetario venezolano agilizando con la precisión del redondeo, las transacciones comerciales a nivel nacional. Fue esta exitosa dupla de “centavos” la que logró la odisea. Fue gracias a la puya y la locha.
Imágenes: Catálogo Numismático de Venezuela, Galerías de Subasta Patrimonial. Además: Grases, P. (1949). -Locha, nombre de fracción-. Martínez, M. (1993). -Los nombres de las monedas en Venezuela-. Pardo, M. (1989). -Monedas venezolanas-. Stohr. T. (1980). -Monedas de Venezuela-.
Este trabajo fue publicado originalmente por Alberto Gaudio en X
https://x.com/AlbertoGaudio1/status/1828178550320464251?t=Q-YET3FrKIC2XB9T-bQixg&s=08